¿Es Bíblica la Teología de Dejados Atrás?
Por: Steve Wohlberg
Nada ha cautivado tanto la imaginación de los cristianos en tiempos recientes como el libro Dejados atrás. Es una novela de gran venta, una exitosa serie de aventuras, y el motivo principal en una secuencia de películas cifradas en millones de dólares. Dejados atrás afirma estar basada en las profecías bíblicas para el tiempo del fin: el regreso secreto de Jesús, la desaparición instantánea de los cristianos, y un malvado Anticristo que se apodera del mundo.
Dejados atrás tuvo su debut en 1995. Escrito en cooperación entre Tim LaHaye y Jerry B. Jenkins, el libro fue un éxito de ventas tan instantáneo que sus autores y la casa publicadora, Tyndale Publishing, decidieron transformarlo en una serie de 12 entregas. La mayoría de los 11 volúmenes publicados hasta la fecha han figurado en las listas de libros más vendidos del New York Times, del Wall Street Journal y de US Today. La cadena de librerías Barnes & Noble los ovacionó como “la serie de mayor venta de todos los tiempos” .
En febrero del 2001, Dejados atrás: La Película, en su versión inglesa, llegó a los cines de todos los Estados Unidos. Una segunda película, La Fuerza de la Tribulación, basada en el segundo volumen de la serie del mismo título, fue puesta en circulación en el 2002. Con un volumen todavía por delante, y con al menos una película más en ciernes, el fervor por Dejados atrás continúa en aumento en el mundo entero. No es extraño encontrarse con la serie completa de Dejados atrás en los exhibidores de las librerías de los aeropuertos y de los centros de compras. Y no se trata solamente de un éxito norteamericano: las novelas ya han sido traducidas a muchos idiomas del mundo.
Teología básica
La teología básica de la serie es la siguiente: primero, un arrebatamiento secreto produce la desaparición instantánea de todos los verdaderos cristianos, que son repentinamente trasladados de la tierra al cielo. A esto le sigue un período de siete años de tribulación que sobreviene a todos los que fueron dejados en la tierra. Un hombre interiormente malvado, que por fuera parece Don Buen Tipo, aunque es en realidad el pecado en persona, o sea el Anticristo, se encumbra rápidamente e introduce orden en el caos. A medida que se desarrolla la saga, un grupo de nuevos cristianos que aceptan a Jesús después del arrebatamiento intuyen la realidad que hay detrás del disfraz del Anticristo y se transforman en el “Comando Tribulación” contra el Hombre del Infierno. El siniestro Anticristo, llamado Nicolás Carpatia en las novelas y películas, apunta entonces sus armas contra los judíos, todavía considerados como el pueblo elegido de Dios. Al fin de la tribulación, como clímax del drama, Jesucristo regresa en forma visible para vencer a Carpatia y a su red mundial de partidarios, para salvar al Comando Tribulación y liberar a los judíos.
Aunque es claro que Dejados atrás es ficción, sus ideas centrales son aceptadas actualmente por muchos cristianos en todo el mundo, ya que han estado expuestos a ellas a través de los medios de difusión, en revistas, libros, seminarios, y por Internet. Estas ideas centrales pueden resumirse así:
1. Un arrebatamiento o “rapto” secreto, que traslada la iglesia de Dios de la tierra al cielo.
2. Siete años de tribulación para todos los que fueron dejados atrás por el arrebatamiento.
3. El encumbramiento del Anticristo, que se apodera del mundo.
4. Una batalla final entre el Anticristo y los judíos, liberados en Armagedón.
¿Son bíblicas estas doctrinas?
El arrebatamiento secreto
El arrebatamiento secreto es la piedra fundamental de una escuela de pensamiento teológico llamada Futurismo Dispensacionalista. Su tesis fundamental es que todas las promesas sobre el futuro de Israel en el Antiguo Testamento siguen en pie, pero podrán cumplirse literalmente sólo después que la actual dispensación, la de la iglesia, llegue a su fin. Esta “edad de la iglesia”, que comenzó en Pentecostés, continuará hasta el arrebatamiento, cuando Cristo regrese secretamente a llevarse a su iglesia al cielo. Una vez producido éste, Dios podrá cumplir sus promesas a los judíos.
Aunque los propulsores del arrebatamiento secreto usan varios pasajes para fundamentar sus opiniones, como Mateo 20:40, 41 por ejemplo, nos concentraremos en 1 Tesalonicenses 4:17 ya que se lo destaca frecuentemente en Dejados atrás. En este pasaje, el apóstol Pablo declara que cuando vuelva Jesucristo todos los creyentes vivos serán “arrebatados”. Según Dejados atrás y demás dispensacionalistas, “arrebatados” aquí significa “desaparecer sin dejar rastros”. Se interpreta que este evento será por supuesto advertido, pero no comprendido, por la mayoría en el mundo. Supuestamente, Jesús regresará en forma silenciosa, secreta, invisible, inadvertida para el mundo, para arrancar a su iglesia de la tierra y llevarla al cielo. Después de que los cristianos desaparezcan, el mundo entrará en los siete años cataclísmicos de la tribulación.
Pero aquí está el problema: el contexto inmediato de 1 Tesalonicenses 4:17 revela un regreso de Cristo que es ¡cualquier cosa menos secreto! En 4:16 Pablo dice claramente que Cristo “descenderá del cielo con aclamación, con voz de arcángel y con trompeta de Dios”. Evidentemente esta descripción no denota sigilo ni silencio, sino plena vista y fuerte volumen. En 4:15 el descenso de Cristo es llamado la “venida del Señor”. Aquí el término griego para “venida” es parusía, el mismo que se usa en Mateo 24:27 para describir el regreso universalmente visible de Jesucristo como el “relámpago que sale del oriente y se muestra hasta el occidente”. ¿Puede un relámpago ser secreto e invisible?
Además, el contexto más amplio de 1 Tesalonicenses 4:17 no nos enseña que los que no son “arrebatados” pasarán por un período de tribulación de siete años. En cambio, enseña que sufrirán “destrucción repentina y no escaparán” (1 Tesalonicenses 5:3). Un estudio cuidadoso de 1 Tesalonicenses 4:15-5:3 demuestra que la segunda venida de Cristo no resultará en un arrebatamiento secreto que lleve a una tribulación de siete años, sino que la segunda venida será el regreso visible, audible y glorioso de Jesús. En su venida, los santos serán resucitados de entre los muertos y, junto con los santos vivientes, los redimidos de todas las edades habrán de “recibir al Señor en el aire”.
La tribulación de siete años
Los dispensacionalistas enseñan también una tribulación de siete años de duración tras el arrebatamiento secreto. Obtienen este período de siete años a partir de una interpretación especulativa de Daniel 9:27: “Y por otra semana confirmará el pacto con muchos; a la mitad de la semana hará cesar el sacrificio y la ofrenda”. Hay dos problemas con la interpretación dispensacionalista de esta profecía.
Primero, separan la última de las setenta semanas de la profecía de Daniel 9:24-27 y la colocan a gran distancia de las otras en el futuro, cuando ocurra el arrebatamiento secreto y surja el Anticristo. Pero un estudio de Daniel 8 y 9 muestra claramente que las 70 semanas son un período ininterrumpido que se cumplió de la primera a la última semana en un único segmento de tiempo. La exégesis e interpretación bien fundadas de la profecía no permiten proyectar la 70 a semana a ningún período futuro.
El segundo problema es todavía más grave. En armonía con el principio de día por año en las profecías (Ezequiel 4:6), “una semana” significa siete años. Durante este período, dice el pasaje en Daniel, “confirmará el pacto con muchos; a la mitad de la semana hará cesar el sacrificio y la ofrenda”. ¿A quién se refiere esto? Los dispensacionalistas refieren el sujeto del verbo “confirmará” al Anticristo futuro, el Nicolás Carpatia de Dejados atrás, en un período de siete años que ha de comenzar con el arrebatamiento y seguir con la tribulación.
Allí hay otro problema. Los intérpretes bíblicos del pasado han entendido constantemente que el sujeto aquí es Jesucristo, y que el pacto confirmado con muchos es el nuevo pacto ratificado con la muerte de nuestro Salvador hace dos mil años (Mateo 26:28), y no un tratado que será convenido entre el Anticristo y los judíos después del arrebatamiento.
Miremos de nuevo: Daniel 9:27 no se puede referir a ningún convenio o tratado de paz, sino al nuevo pacto que establecerá el Mesías. En la Biblia, el Anticristo nunca aparece confirmando pactos. Ese es el papel exclusivo del Mesías. Además, 9:27 dice: “a la mitad de la semana hará cesar el sacrificio y la ofrenda”. La “mitad de la semana” implica a tres años y medio de su inicio, que es la duración exacta del ministerio de Cristo. Después de tres años y medio, con su muerte en la cruz, Cristo, efectivamente, hizo cesar el sacrificio, por lo que su muerte cumple exactamente Daniel 9:27.
Entender a Cristo como el sujeto de los verbos en 9:27, como aquel que confirmó el nuevo pacto e hizo cesar los sacrificios del judaísmo, es la única posición coherente en la interpretación y escatología bíblicas.
El surgimiento del Anticristo
Los dispensacionalistas enseñan también que el Anticristo es una única persona que aparecerá tras el arrebatamiento. Pero miremos lo que dice la Biblia. Anticristo es un término que aparece sólo cinco veces en la Biblia (1 Juan 2:18, 22; 4:3; 2 Juan 7). Todos estos pasajes indican que no hay un único hombre llamado Anticristo, sino “muchos anticristos” (1 Juan 2:18). Juan dice también: “salieron de nosotros” (2:19), es decir, surgieron de la iglesia y no del mundo externo, y el apóstol indica que ya estaban actuando en su tiempo (2:18). Así, en términos generales, el Anticristo representa las fuerzas que asumen el nombre de “cristianas” pero enseñan y practican doctrinas antibíblicas y contradictorias con la posición y papel de Cristo, y que no vacilan en perseguir a los que permanecen fieles y leales a Cristo y sus enseñanzas.
La profecía bíblica predice también el surgimiento de un misterioso “cuerno pequeño” (Daniel 7:8), identificado por Pablo como el “hombre de pecado” (2 Tesalonicenses 2:3) y por Juan como “la bestia” (Apocalipsis 13:1). La mayoría de los estudiosos aplica estas frases a una única entidad. Además, Daniel 7:23 define a esta bestia como un reino, no un único hombre. El “cuerno pequeño” de Daniel habría de hacer guerra a los santos y vencerlos durante la historia del cristianismo (Daniel 7:21). Si bien no es posible dar en este breve artículo plena prueba de que nuestros antepasados protestantes estaban en lo correcto al interpretar esta profecía, es un hecho de que por más de 400 años la mayoría de los estudiosos bautistas, metodistas, presbiterianos, luteranos y menonitas aplicaron las profecías bíblicas sobre el Anticristo, no a algún futuro Don Pecado que aparezca tras el arrebatamiento de los creyentes, sino a esa organización perseguidora de santos que fue la iglesia medieval. Lutero “probó, por las revelaciones de Daniel y San Juan, por las epístolas de San Pablo, San Pedro y San Judas, que el reino del Anticristo, predicho y descripto en la Biblia, era el Papado” (Merle D’Aubigné, History of the Reformation of the Sixteenth Century, 1846, II:12, p. 215).
Batalla final entre el Anticristo y los judíos
El futurismo dispensacionalista entiende que los protagonistas terrenales primarios del Armagedón son el Anticristo y la nación de Israel, no la iglesia. De hecho, es absolutamente esencial distinguir entre Israel y la iglesia de Dios para armar el escenario arrebatamiento-Anticristo-Israel. Si podemos probar en base al Nuevo Testamento que en la era cristiana el Israel de Dios es lo mismo que la iglesia de Dios, entonces podremos también demostrar cuán equivocado y antibíblico es el dispensacionalismo.
Primero que nada, el Nuevo Testamento habla de la realidad de dos “Israeles” , un “Israel según la carne” (1 Corintios 10:18) y el “Israel de Dios” centrado en Jesucristo (Gálatas 6:14-16). Pablo dice: “No todos los que descienden de Israel son israelitas” (Romanos 9:6). Lo que quiere decir es que no todos los que pertenecen a la nación de Israel son parte del Israel de Dios en la era posterior a la cruz. En otras palabras, una persona puede ser judía, descendiente literal de Abrahán, pero por su incredulidad y carnalidad no forma parte del Israel de Dios. Los que forman parte del Israel de Dios lo conocen a él mediante su fe personal en Cristo (Gálatas 3:7, 14; 6:14-16).
En el Antiguo Testamento, Israel es designado claramente “la simiente (o descendencia) de Abrahán” (Isaías 41:8). En el Nuevo Testamento, Pablo les dijo a sus conversos gentiles: “Y si vosotros sois de Cristo, ciertamente linaje de Abrahán sois, y herederos según la promesa” (Gálatas 3:29). Por lo tanto, los creyentes gentiles se han vuelto parte del Israel de Dios. Efesios 2 es muy claro: la cruz de Jesucristo derribó el muro de separación entre los creyentes judíos y gentiles, y los ha unido misteriosamente en un “nuevo hombre”, un solo cuerpo (2:14-17). Por tanto, toda la posición dispensacionalista que separa al verdadero Israel de Dios de la iglesia se opone a la misión de la cruz de Cristo.
Además, Apocalipsis 16:12-16, que es donde aparece el Armagedón, no habla de una batalla entre el Anticristo y los judíos, ni dice el pasaje que Cristo haya de volver secretamente antes de esta batalla a fin de arrebatar a sus santos. En cambio, el pasaje la describe como “la batalla del gran día de Dios Todopoderoso”, que enfrenta los espíritus de demonios (incluyendo el Anticristo) y las fuerzas del bien. La victoria de Dios en esta batalla queda asegurada con la promesa: “He aquí, vengo como ladrón”, referida a la segunda venida de Cristo (Apocalipsis 16:15; cf 1 Tesalonicenses 5:2).
El mensaje de la Biblia es claro. El camino de la salvación está abierto para todos, incluyendo a los judíos. Pero en la segunda venida, tanto los santos resucitados como los todavía vivos recibirán “al Señor en el aire” (1 Tesalonicenses 4:17) en la demostración pública más gloriosa que se haya visto de triunfo sobre el pecado y la muerte, sobre Satanás y sus agentes malignos. Después de la segunda venida no hay más oportunidad de salvación.
La saga Dejados atrás podrá ser muy popular y sus ideas podrán difundirse por todo el mundo, sin embargo, la enseñanza bíblica está sólidamente en contra de cada una de las cuatro ideas centrales sobre las que se construyen los fenómenos de esta obra. Dejados atrás ha dejado ciertamente atrás la verdad bíblica y se sostiene sólo en la especulación humana y la fantasía teológica.
Nada ha cautivado tanto la imaginación de los cristianos en tiempos recientes como el libro Dejados atrás. Es una novela de gran venta, una exitosa serie de aventuras, y el motivo principal en una secuencia de películas cifradas en millones de dólares. Dejados atrás afirma estar basada en las profecías bíblicas para el tiempo del fin: el regreso secreto de Jesús, la desaparición instantánea de los cristianos, y un malvado Anticristo que se apodera del mundo.
Dejados atrás tuvo su debut en 1995. Escrito en cooperación entre Tim LaHaye y Jerry B. Jenkins, el libro fue un éxito de ventas tan instantáneo que sus autores y la casa publicadora, Tyndale Publishing, decidieron transformarlo en una serie de 12 entregas. La mayoría de los 11 volúmenes publicados hasta la fecha han figurado en las listas de libros más vendidos del New York Times, del Wall Street Journal y de US Today. La cadena de librerías Barnes & Noble los ovacionó como “la serie de mayor venta de todos los tiempos” .
En febrero del 2001, Dejados atrás: La Película, en su versión inglesa, llegó a los cines de todos los Estados Unidos. Una segunda película, La Fuerza de la Tribulación, basada en el segundo volumen de la serie del mismo título, fue puesta en circulación en el 2002. Con un volumen todavía por delante, y con al menos una película más en ciernes, el fervor por Dejados atrás continúa en aumento en el mundo entero. No es extraño encontrarse con la serie completa de Dejados atrás en los exhibidores de las librerías de los aeropuertos y de los centros de compras. Y no se trata solamente de un éxito norteamericano: las novelas ya han sido traducidas a muchos idiomas del mundo.
Teología básica
La teología básica de la serie es la siguiente: primero, un arrebatamiento secreto produce la desaparición instantánea de todos los verdaderos cristianos, que son repentinamente trasladados de la tierra al cielo. A esto le sigue un período de siete años de tribulación que sobreviene a todos los que fueron dejados en la tierra. Un hombre interiormente malvado, que por fuera parece Don Buen Tipo, aunque es en realidad el pecado en persona, o sea el Anticristo, se encumbra rápidamente e introduce orden en el caos. A medida que se desarrolla la saga, un grupo de nuevos cristianos que aceptan a Jesús después del arrebatamiento intuyen la realidad que hay detrás del disfraz del Anticristo y se transforman en el “Comando Tribulación” contra el Hombre del Infierno. El siniestro Anticristo, llamado Nicolás Carpatia en las novelas y películas, apunta entonces sus armas contra los judíos, todavía considerados como el pueblo elegido de Dios. Al fin de la tribulación, como clímax del drama, Jesucristo regresa en forma visible para vencer a Carpatia y a su red mundial de partidarios, para salvar al Comando Tribulación y liberar a los judíos.
Aunque es claro que Dejados atrás es ficción, sus ideas centrales son aceptadas actualmente por muchos cristianos en todo el mundo, ya que han estado expuestos a ellas a través de los medios de difusión, en revistas, libros, seminarios, y por Internet. Estas ideas centrales pueden resumirse así:
1. Un arrebatamiento o “rapto” secreto, que traslada la iglesia de Dios de la tierra al cielo.
2. Siete años de tribulación para todos los que fueron dejados atrás por el arrebatamiento.
3. El encumbramiento del Anticristo, que se apodera del mundo.
4. Una batalla final entre el Anticristo y los judíos, liberados en Armagedón.
¿Son bíblicas estas doctrinas?
El arrebatamiento secreto
El arrebatamiento secreto es la piedra fundamental de una escuela de pensamiento teológico llamada Futurismo Dispensacionalista. Su tesis fundamental es que todas las promesas sobre el futuro de Israel en el Antiguo Testamento siguen en pie, pero podrán cumplirse literalmente sólo después que la actual dispensación, la de la iglesia, llegue a su fin. Esta “edad de la iglesia”, que comenzó en Pentecostés, continuará hasta el arrebatamiento, cuando Cristo regrese secretamente a llevarse a su iglesia al cielo. Una vez producido éste, Dios podrá cumplir sus promesas a los judíos.
Aunque los propulsores del arrebatamiento secreto usan varios pasajes para fundamentar sus opiniones, como Mateo 20:40, 41 por ejemplo, nos concentraremos en 1 Tesalonicenses 4:17 ya que se lo destaca frecuentemente en Dejados atrás. En este pasaje, el apóstol Pablo declara que cuando vuelva Jesucristo todos los creyentes vivos serán “arrebatados”. Según Dejados atrás y demás dispensacionalistas, “arrebatados” aquí significa “desaparecer sin dejar rastros”. Se interpreta que este evento será por supuesto advertido, pero no comprendido, por la mayoría en el mundo. Supuestamente, Jesús regresará en forma silenciosa, secreta, invisible, inadvertida para el mundo, para arrancar a su iglesia de la tierra y llevarla al cielo. Después de que los cristianos desaparezcan, el mundo entrará en los siete años cataclísmicos de la tribulación.
Pero aquí está el problema: el contexto inmediato de 1 Tesalonicenses 4:17 revela un regreso de Cristo que es ¡cualquier cosa menos secreto! En 4:16 Pablo dice claramente que Cristo “descenderá del cielo con aclamación, con voz de arcángel y con trompeta de Dios”. Evidentemente esta descripción no denota sigilo ni silencio, sino plena vista y fuerte volumen. En 4:15 el descenso de Cristo es llamado la “venida del Señor”. Aquí el término griego para “venida” es parusía, el mismo que se usa en Mateo 24:27 para describir el regreso universalmente visible de Jesucristo como el “relámpago que sale del oriente y se muestra hasta el occidente”. ¿Puede un relámpago ser secreto e invisible?
Además, el contexto más amplio de 1 Tesalonicenses 4:17 no nos enseña que los que no son “arrebatados” pasarán por un período de tribulación de siete años. En cambio, enseña que sufrirán “destrucción repentina y no escaparán” (1 Tesalonicenses 5:3). Un estudio cuidadoso de 1 Tesalonicenses 4:15-5:3 demuestra que la segunda venida de Cristo no resultará en un arrebatamiento secreto que lleve a una tribulación de siete años, sino que la segunda venida será el regreso visible, audible y glorioso de Jesús. En su venida, los santos serán resucitados de entre los muertos y, junto con los santos vivientes, los redimidos de todas las edades habrán de “recibir al Señor en el aire”.
La tribulación de siete años
Los dispensacionalistas enseñan también una tribulación de siete años de duración tras el arrebatamiento secreto. Obtienen este período de siete años a partir de una interpretación especulativa de Daniel 9:27: “Y por otra semana confirmará el pacto con muchos; a la mitad de la semana hará cesar el sacrificio y la ofrenda”. Hay dos problemas con la interpretación dispensacionalista de esta profecía.
Primero, separan la última de las setenta semanas de la profecía de Daniel 9:24-27 y la colocan a gran distancia de las otras en el futuro, cuando ocurra el arrebatamiento secreto y surja el Anticristo. Pero un estudio de Daniel 8 y 9 muestra claramente que las 70 semanas son un período ininterrumpido que se cumplió de la primera a la última semana en un único segmento de tiempo. La exégesis e interpretación bien fundadas de la profecía no permiten proyectar la 70 a semana a ningún período futuro.
El segundo problema es todavía más grave. En armonía con el principio de día por año en las profecías (Ezequiel 4:6), “una semana” significa siete años. Durante este período, dice el pasaje en Daniel, “confirmará el pacto con muchos; a la mitad de la semana hará cesar el sacrificio y la ofrenda”. ¿A quién se refiere esto? Los dispensacionalistas refieren el sujeto del verbo “confirmará” al Anticristo futuro, el Nicolás Carpatia de Dejados atrás, en un período de siete años que ha de comenzar con el arrebatamiento y seguir con la tribulación.
Allí hay otro problema. Los intérpretes bíblicos del pasado han entendido constantemente que el sujeto aquí es Jesucristo, y que el pacto confirmado con muchos es el nuevo pacto ratificado con la muerte de nuestro Salvador hace dos mil años (Mateo 26:28), y no un tratado que será convenido entre el Anticristo y los judíos después del arrebatamiento.
Miremos de nuevo: Daniel 9:27 no se puede referir a ningún convenio o tratado de paz, sino al nuevo pacto que establecerá el Mesías. En la Biblia, el Anticristo nunca aparece confirmando pactos. Ese es el papel exclusivo del Mesías. Además, 9:27 dice: “a la mitad de la semana hará cesar el sacrificio y la ofrenda”. La “mitad de la semana” implica a tres años y medio de su inicio, que es la duración exacta del ministerio de Cristo. Después de tres años y medio, con su muerte en la cruz, Cristo, efectivamente, hizo cesar el sacrificio, por lo que su muerte cumple exactamente Daniel 9:27.
Entender a Cristo como el sujeto de los verbos en 9:27, como aquel que confirmó el nuevo pacto e hizo cesar los sacrificios del judaísmo, es la única posición coherente en la interpretación y escatología bíblicas.
El surgimiento del Anticristo
Los dispensacionalistas enseñan también que el Anticristo es una única persona que aparecerá tras el arrebatamiento. Pero miremos lo que dice la Biblia. Anticristo es un término que aparece sólo cinco veces en la Biblia (1 Juan 2:18, 22; 4:3; 2 Juan 7). Todos estos pasajes indican que no hay un único hombre llamado Anticristo, sino “muchos anticristos” (1 Juan 2:18). Juan dice también: “salieron de nosotros” (2:19), es decir, surgieron de la iglesia y no del mundo externo, y el apóstol indica que ya estaban actuando en su tiempo (2:18). Así, en términos generales, el Anticristo representa las fuerzas que asumen el nombre de “cristianas” pero enseñan y practican doctrinas antibíblicas y contradictorias con la posición y papel de Cristo, y que no vacilan en perseguir a los que permanecen fieles y leales a Cristo y sus enseñanzas.
La profecía bíblica predice también el surgimiento de un misterioso “cuerno pequeño” (Daniel 7:8), identificado por Pablo como el “hombre de pecado” (2 Tesalonicenses 2:3) y por Juan como “la bestia” (Apocalipsis 13:1). La mayoría de los estudiosos aplica estas frases a una única entidad. Además, Daniel 7:23 define a esta bestia como un reino, no un único hombre. El “cuerno pequeño” de Daniel habría de hacer guerra a los santos y vencerlos durante la historia del cristianismo (Daniel 7:21). Si bien no es posible dar en este breve artículo plena prueba de que nuestros antepasados protestantes estaban en lo correcto al interpretar esta profecía, es un hecho de que por más de 400 años la mayoría de los estudiosos bautistas, metodistas, presbiterianos, luteranos y menonitas aplicaron las profecías bíblicas sobre el Anticristo, no a algún futuro Don Pecado que aparezca tras el arrebatamiento de los creyentes, sino a esa organización perseguidora de santos que fue la iglesia medieval. Lutero “probó, por las revelaciones de Daniel y San Juan, por las epístolas de San Pablo, San Pedro y San Judas, que el reino del Anticristo, predicho y descripto en la Biblia, era el Papado” (Merle D’Aubigné, History of the Reformation of the Sixteenth Century, 1846, II:12, p. 215).
Batalla final entre el Anticristo y los judíos
El futurismo dispensacionalista entiende que los protagonistas terrenales primarios del Armagedón son el Anticristo y la nación de Israel, no la iglesia. De hecho, es absolutamente esencial distinguir entre Israel y la iglesia de Dios para armar el escenario arrebatamiento-Anticristo-Israel. Si podemos probar en base al Nuevo Testamento que en la era cristiana el Israel de Dios es lo mismo que la iglesia de Dios, entonces podremos también demostrar cuán equivocado y antibíblico es el dispensacionalismo.
Primero que nada, el Nuevo Testamento habla de la realidad de dos “Israeles” , un “Israel según la carne” (1 Corintios 10:18) y el “Israel de Dios” centrado en Jesucristo (Gálatas 6:14-16). Pablo dice: “No todos los que descienden de Israel son israelitas” (Romanos 9:6). Lo que quiere decir es que no todos los que pertenecen a la nación de Israel son parte del Israel de Dios en la era posterior a la cruz. En otras palabras, una persona puede ser judía, descendiente literal de Abrahán, pero por su incredulidad y carnalidad no forma parte del Israel de Dios. Los que forman parte del Israel de Dios lo conocen a él mediante su fe personal en Cristo (Gálatas 3:7, 14; 6:14-16).
En el Antiguo Testamento, Israel es designado claramente “la simiente (o descendencia) de Abrahán” (Isaías 41:8). En el Nuevo Testamento, Pablo les dijo a sus conversos gentiles: “Y si vosotros sois de Cristo, ciertamente linaje de Abrahán sois, y herederos según la promesa” (Gálatas 3:29). Por lo tanto, los creyentes gentiles se han vuelto parte del Israel de Dios. Efesios 2 es muy claro: la cruz de Jesucristo derribó el muro de separación entre los creyentes judíos y gentiles, y los ha unido misteriosamente en un “nuevo hombre”, un solo cuerpo (2:14-17). Por tanto, toda la posición dispensacionalista que separa al verdadero Israel de Dios de la iglesia se opone a la misión de la cruz de Cristo.
Además, Apocalipsis 16:12-16, que es donde aparece el Armagedón, no habla de una batalla entre el Anticristo y los judíos, ni dice el pasaje que Cristo haya de volver secretamente antes de esta batalla a fin de arrebatar a sus santos. En cambio, el pasaje la describe como “la batalla del gran día de Dios Todopoderoso”, que enfrenta los espíritus de demonios (incluyendo el Anticristo) y las fuerzas del bien. La victoria de Dios en esta batalla queda asegurada con la promesa: “He aquí, vengo como ladrón”, referida a la segunda venida de Cristo (Apocalipsis 16:15; cf 1 Tesalonicenses 5:2).
El mensaje de la Biblia es claro. El camino de la salvación está abierto para todos, incluyendo a los judíos. Pero en la segunda venida, tanto los santos resucitados como los todavía vivos recibirán “al Señor en el aire” (1 Tesalonicenses 4:17) en la demostración pública más gloriosa que se haya visto de triunfo sobre el pecado y la muerte, sobre Satanás y sus agentes malignos. Después de la segunda venida no hay más oportunidad de salvación.
La saga Dejados atrás podrá ser muy popular y sus ideas podrán difundirse por todo el mundo, sin embargo, la enseñanza bíblica está sólidamente en contra de cada una de las cuatro ideas centrales sobre las que se construyen los fenómenos de esta obra. Dejados atrás ha dejado ciertamente atrás la verdad bíblica y se sostiene sólo en la especulación humana y la fantasía teológica.
Steve Wohlberg es el director y orador del programa televisivo en inglés, Enfoques de los Tiempos Finales y autor de Truth Left Behind yExploding the Israel Deception, que se pueden obtener de la página web: http://www.endtimeinsights.com. También se puede contactar al pastor Wohlberg en la dirección e-mail: steve@endtimeinsights.com
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