martes, 26 de abril de 2011


Los Símbolos del Espíritu Santo

Por: Héctor A. Delgado
El uso de símbolos y figuras que representan la persona y la obra de Dios, es un elemento común en los escritos inspirados. Es nuestro deber y privilegio procurar comprenderlos. El Espíritu Santo no escapa a esta realidad. Por eso, en esta sección haremos un breve comentario de algunas de las figuras que aparecen en las Escrituras para describir su obra.
La paloma celestial
La escena del bautizo de Cristo nos impresionará por siempre. Allí el Espíritu hizo su manifestación “como paloma” y se escuchó la poderosa voz del Padre dando al Hijo su reconocimiento (Mat. 3:16,17). Los estudiosos de las Escrituras han procurado dar una explicación satisfactoria sobre el emblema de la paloma y la razón por la que el Espíritu usó esta figura en particular para manifestarse sobre Cristo y permanecer en él (Juan 1:32-34). Pero el hecho es que no existe un antecedente inspirado suficientemente claro para establecer una sólida relación. Sólo se pueden hacer algunas observaciones.
Por ejemplo, Wallenkampf refiere que la palabra “paloma” usada en Mat. 10:16 “puede ser traducida más exactamente como ‘sin mezcla’, ‘puro’, ‘sin mezcla de mal’”. Luego nos dice que esta es “una descripción adecuada de Jesús, pero también es una indicación de lo que el Espíritu puede hacer en las vidas de los creyentes”.1 Ciertamente, Cristo es descrito como siendo “santo, inocente, limpio, apartado de los pecadores, y exaltado por encima de los cielos” (Heb. 7:26, comp. con 1 Ped. 1:19). El Espíritu participa de esta perfección sin lugar a dudas, pues es descrito como “el Espíritu de santidad” (Rom. 1:4). No es casual que se llame “Espíritu Santo”. Y esta “hermosura de la santidad” será otorgada a los santos que, estarán listos para la traslación (Apoc. 19:7,8; 4:1,3-5).
Algunos sostienen que esta manifestación física del Espíritu en forma de paloma tiene el propósito de llamar nuestra atención “a la paloma que mandó Noé desde el arca después del gran diluvio (Gén.  8:8-12). La paloma de Noé nos recuerda a su vez al Espíritu de Dios yendo y viniendo sobre la superficie de las aguas en la creación inicial (Gén. 1:2)”.2 Se nos dice que el rabino judío del primer siglo, Ben Zoma hacía referencia a la tradición rabínica de que el Espíritu Santo estaba “empollado sobre  las superficie de las aguas como una paloma que empolla sobre sus pichones…”. 3
Luego se relaciona la obra original del Espíritu sobre la primera creación “dando forma y vida a la creación original”, de la misma manera descendió sobre Jesús en su bautismo como un anuncio divino de la nueva creación que en Cristo iba a ser realizada en el Calvario (2 Cor. 5:17; Efe. 2:15,16). Es interesante saber que en al Tárgum judío, el canto de la paloma se identifica con “la voz del Espíritu Santo de salvación”.
Reminiscencia del Santuario
Pero veamos ahora esta narración en otro contexto que entendemos se ha pasado por alto. Nuestra propuesta no procura desplazar las ya mencionadas, sino complementarlas y enriquecerlas. Debe notarse que a diferencia de los evangelios sinópticos, el de Juan, presenta la llegada de Jesús al Jordán en un contexto que evoca las imágenes del Santuario. “He aquí el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo” (Juan 1:29,36). Y luego, encontramos que Juan hace referencia (al igual que los otros evangelistas) al descenso del Espíritu sobre Jesús “en forma de paloma” (Juan 1:32). Lucas es más enfático en su narración: “en forma corporal como de paloma” (Luc. 3:22).
Tanto la paloma, como el cordero eran animales ofrecidos en sacrificio para la expiación de los pecados del ofrendante (Éxo. 12:3-5; 29:38-42; Gén. 15:9; Núm. 6:10,11; Lev. 5:7), y podían evocar rápidamente en la mente de los allí presentes, tanto como de los futuros lectores de los evangelios, la muerte expiatoria de Cristo por los pecados de la humanidad. La imagen de un cordero evocaba además la experiencia de Abrahán en el monte Moria, cuando por mandato divino iba a sacrificar a Isaac (Gén. 22:1-14). Se recordará que Abrahán, en medio de su angustia expresó: “Dios se proveerá de cordero para el holocausto” (vers. 8). Cristo era el Cordero provisto para el sacrifico por los pecados de cada ser humano, “desde antes de la fundación del mundo” (Apoc. 13:8, comp. con  1 Ped. 1:18,19).
¿Qué relación tiene esto con el Espíritu Santo? Mucha, pues según las palabras del mismo Cristo, la obra del Espíritu Santo consiste en atraer la atención de los seres humanos hacia Él, tomar de Él, comunicárnoslo y glorificar al Hijo testificando de Él (Juan 15:26; 16:13,14). La forma “corporal como de paloma” fue asumida deliberadamente por el Espíritu para llamar la atención de los judíos hacia Cristo. Además, inspiró a Juan a señalarlo como “el Cordero de Dios”, dos símbolos que eran familiares para ellos y que implicaban un mensaje en sí mismos.
El agua
Esta figura es importante porque hace referencia al poder regenerador y transformador del Espíritu Santo, que desemboca en una completa experiencia de Justificación por la Fe (Tito 2:3-7; vea Isa. 44:3,4). Nada necesita más el ser humano que ser redimido, pero no en el pasado (eso ya sucedió), sino, aquí y ahora. Redimido de todas sus faltas y debilidades expresadas en una serie de defectos de caracter que nos hacen infelices y a quienes nos rodean.
En este contexto, el pasaje de Juan 7:37-39 es de vital importancia. Pero lo veremos brevemente de forma diferente a la habitual. Estamos acostumbrados a escuchar que el creyente que acepta a Cristo, se convierte en un manantial de agua de vida que salta para vida eterna, impactando con esa corriente a otras personas. De hecho esa es la idea que trasmiten algunas versiones modernas de las Escrituras (NRV 1990 y 2000). Pero si bien esta idea no es objetable, me parece que no presenta la realidad del texto bíblico. Jesús dijo: “Si alguno tiene sed venga a mí y beba. El que cree en mí, como dice la Escritura, de su interior correrán ríos de agua viva” (VRV 1960). Y el verso 39 dice: “Esto dijo del Espíritu que habían de recibir los que creyesen en él”. Por lo tanto, el agua que salta para vida eterna es una referencia al Espíritu Santo que aún no había venido.
Hay un detalle importante, ¿qué de la fuente de donde proviene el Espíritu Santo? Estos versos demandan una interpretación cristocéntrica. Note como diría el texto con una puntación diferente a la actual (de hecho, el original carece de toda puntación): “Como dice la Escritura, de su interior correrán ríos de agua viva”. En este caso, esto se dice de Cristo y no de los creyentes que lo aceptan por fe. Esta interpretación está en perfecto acuerdo con la declaración inicial: “Si alguno tiene sed venga a mí y beba”.
El Espíritu Santo, como manantial de agua que mana de Cristo, viene a refrescar nuestra árida experiencia espiritual, a lavar y purificar nuestros corazones del pecado, y mucho más, a regenerar nuestras energías dormidas. ¿El resultado? Una vida completamente cambiada por la gracia y el poder de Dios.
Luz y fuego
El fuego es un símbolo común, no sólo del Espíritu Santo, sino también del Padre y del Hijo (Gén. 15:17; Éxo. 3:2; 13:21; 19:18; 24:17; Sal. 50:3; Dan. 7:10; Hech. 2:3; 2 Tes. 1:7,8). Este símbolo resalta la santidad de la Deidad, así como su obra purificadora. Cristo mismo denominó su obra en los creyentes como un bautizo “en Espíritu Santo y fuego” (Mat. 3:11b, comp. con Mal. 3:1,3).
La luz es talvez uno de los símbolos más significativos de la Deidad, en especial del Espíritu de Dios, pues revela su obra iluminadora en las mentes entenebrecidas de los seres humanos caídos y esclavizados por el pecado (Juan 16:8-11,13). Pero también, al igual que el fuego, la luz es usada como una figura del Padre y del Hijo (Sal. 27:1; Dan. 2:22; Juan 1:9; 1 Juan 2:8). En el Lugar Santo del Santuario había un candelero de siete brazos (Heb. 9:2), que es visto además por Juan en el primer departamento del Santuario del cielo, “aquel verdadero Santuario que levantó el Señor, y no el hombre” (Heb. 8:2; Apoc. 1:12,13). El candelabro de oro constituía la contraparte terrenal de los siete “candeleros de oro”, y a su vez, un símbolo de la obra iluminadora del Espíritu Santo (Apoc. 4:5, com. con 1:4; 5:6), la luz conductora de Dios.
Aceite y sello
Estos constituyen dos símbolos más para representar al “Espíritu de santidad” (Rom. 1:4). En la visión de Zacarías 4:1-6 el aceite es vaciado por los dos olivos que están en la presencia de Dios a las lámparas del Santuario para que iluminen continuamente. El aceite vaciado en “el candelero de oro puro” era una referencia al poder del Espíritu Santo (vers. 6). La unción de los sacerdotes para el servicio del Santuario era hecha con aceite (Éxo. 29:7,21; 30:25), lo que representaba la habilitación del Espíritu para el desempeño santo y efectivo del ministerio. Los reyes del pueblo hebreo también eran ungidos con aceite (2 Rey. 9:3,6, 1 Sam. 10:1), para que pudieran desempeñarse adecuadamente.
La recepción de un sello se usa también para referirse al Espíritu divino. En Efe. 1:13 leemos que desde el día que creímos fuimos sellados con el Espíritu Santo de la promesa, “para el día de nuestra redención” (Efe. 4:30, vea 2 Cor. 1:22). El sello mismo constituye la realidad de la presencia del Espíritu en la vida de los creyentes y tiene que ver con el carácter que Él mismo está desarrollando en los cristianos, una obra que, será consumada en la última generación de creyentes (Apoc. 7:1-4, 14:1,3-5).
Los símbolos sólo son símbolos y nada más
En vista de que la obra del Espíritu Santo ha sido presentada por medio de diversos símbolos y figuras por los escritores de la Biblia, se ha sugerido que el Espíritu de Dios es una fuerza o energía activa y no un ser personal. Pero esto es un argumento que, en última instancia no prueba nada. ¿Por qué? Porque la obra del Padre y del Hijo también nos es presentada por medio de símbolos en múltiples ocasiones (vea nuestro comentario sobre la luz y el fuego).
Por ejemplo, la acción del viento en su silbar apacible fue utilizada por el autor de 1 Reyes para hablar de la presencia de Dios (1 Rey. 19:12). Así mismo, el movimiento misterioso del viento es un símbolo de la obra regeneradora del Espíritu Santo (Juan 3:1-5). Pero aparte del “silbido apacible y suave”, la presencia, grandeza y majestad de Dios, puede ser representada también por un fuerte torbellino (Job 38:1). De igual manera, un “estruendo como de un viento impetuoso” fue usado para ilustrar la llegada poderosa del Espíritu Santo en Pentecostés (Hech. 2:1-2).
El símbolo de un animal (o varios animales) es empleado por los escritores inspirados para ilustrar las diferentes facetas de la obra de la Deidad. La figura del león es utilizada por el profeta Isaías para describir la protección y fortaleza del Padre a favor de su pueblo (Isa. 31:4; Jer. 25:37,38; Os. 5:14), pero también es usada por Juan para referirse al Hijo de Dios (Apoc. 5:5). Así mismo, la paloma fue usada para prefigurar la muerte expiatoria de Cristo y luego para representar la presencia y personalidad del Espíritu Santo (vea nuestro comentario sobre la paloma).
Por consiguiente, el empleo de estos símbolos no despersonifica a Dios Padre, ni al Hijo eterno. ¿Por qué, entonces, tiene que despojar de personalidad al Espíritu de Dios? En la siguiente sección evaluaremos la personalidad y la divinidad del Santo Espíritu de Dios.
Notas y Referencias:
1- Arnold V. Wallenkampf, Guía de Estudio de la Escuela Sabática, edición
para adultos, abril, mayo, junio, 2006, p. 13.
2- John Read, Th.D. El Espíritu Santo en la Biblia, un comentario bíblico
y exegético, (editorial Patmos), pp. 43,44.
3- Ibíd.

lunes, 25 de abril de 2011


Mensajes subliminales en la música






Un mensaje subliminal es una señal o mensaje diseñado para pasar por debajo (sub) de los límites normales de percepción. Puede ser por ejemplo, inaudible para la mente consciente pero audible para la mente inconsciente o profunda; puede ser también una imagen transmitida de un modo tan breve que pase desapercibida por la mente consciente pero aun así, percibida inconscientemente. Como lo indica la palabra subliminal (Etimología latina de subliminal: sub-bajo, limen-umbral (límite), es decir, debajo del umbral) se trata de un mensaje destinado a llegar al oyente justo por debajo del umbral de la conciencia; semejante mensaje escapa al oído, a los ojos, a los sentidos externos y penetra en el subconsciente profundo del oyente, el cual está completamente sin defensa contra esta forma de agresión. Al recibir este mensaje o estímulo exterior, nuestro cerebro lo analiza, a través de la inteligencia, juzgando sobre su contenido. Si éste es aceptado, lo envía voluntariamente al subconsciente, que, a la manera de las computadoras, lo decodifica y archiva en su memoria y procede a utilizarlo más adelante para modificar la conducta del receptor según ese concepto aceptado voluntariamente. El mensajes subliminal, en cambio, ataca traicioneramente al receptor, pues esquiva las barreras de la selección inteligente y consciente además sin advertir esta violación. Por eso no es válido decir, "a mí no me afecta, porque yo no quiero", pues en el método subliminal, la voluntad queda anulada y también la selección de "esto si, esto no". 

El trabajo del inconsciente entonces, no puede controlarse y éste opera con los elementos que recibe; cómo en los sueños, en los cuales se mezclan, inconscientamente, imágenes y hechos de una forma no previsible. Nadie maneja a voluntad sus sueños. Lo explicamos con un ejemplo: Si alguien propone "Satán es Dios", lo más probable es que esta información sea detenida y rechazada antes de ingresar a la memoria. Pero si esta información llega al revés o por anagrama (desordenando sus letras o sonidos): "soid se natas" el mecanismo de defensa queda desarmado y la información se inscribirá en el subconsciente, al derecho y ordenamente. Así ocurre con el mensaje subliminal al estar invertido. El cerebro lo acepta sin desconfiar y luego de enviarlo al subconsciente como dijimos, lo almacena en la memoria en lugar de rechazarlo. La naturaleza de esta información tiende a modificar además de los comportamientos, también los gestos, las costumbres sin que la persona los advierta. Ante todos estos medios altamente especializados, el ser humano se ve violentado al nivel de su libertad, de libre albedrío y de sus medios ordinarios de defensa, siendo víctima de una verdadera violación de la conciencia.



Curiosidades Biblicas

Aqui una recopilación de curiosidades que se ven en la Biblia.
1. La palabra Biblia viene del griego, a través del latín, y significa: libros. 
2. La Biblia ya fue traducida a más de 1500 lenguas y dialectos.
3. Toda la Biblia fue escrita en un período que comprende más de 1500 años.
4. Es una obra de cerca de 40 autores, de las más variadas profesiones: humildes agricultores, pescadores e incluso renombrados reyes. 
5. El Antiguo Testamento fue escrito en hebreo, con excepción de algunos versículos en Esdras, Jeremías y Daniel, los que fueron escritos en arameo. 
6. El Nuevo Testamento fue escrito en griego. 
7. La primera traducción completa de la Biblia al inglés fue realizada por Wycliffe, en 1380. 
8. Martín Lutero fue el primer traductor de la Biblia a la lengua del pueblo alemán.
9. En la biblioteca de la Universidad de Gottingen, Alemania, existe una Biblia que fue escrita en 470 hojas de palmera.
10. El libro más antiguo de la Biblia no es Génesis, sino Job, se cree que fue escrito por Moisés cuando estuvo en el desierto. 
11. El primer Salmo se encuentra en 2 Samuel 1:19-27, un lamento de David a la memoria de Saúl y su hijo Jonatán. 
12. La Biblia contiene 1189 capítulos y 31102 versículos. 
13. Ester 8:9 es el versículo más largo de la Biblia.
14. En el libro de Ester y en Cantares no se encuentra la palabra Dios. 
15. El último libro escrito de la Biblia fue 3 Juan. 
16. En la Biblia hay 3,573 promesas 
17. El libro de Isaías se asemeja a una pequeña Biblia: tiene 66 capítulos; los primeros 39 hablan de la historia pasada, y los 27 restantes, presentan las promesas del futuro. 
18. Todos los versículos del Salmo 136 terminan con el mismo estribillo: “Porque para siembre es su misericordia”. 
19. Judas fue el único de los doce apóstoles que no era Galileo. 
20. Los versículos 8, 15, 21 y 31 del Salmo 107 son iguales. 
21. Matusalén, el hombre más viejo de la Biblia, murió antes que su padre, Enoc, que ascendió al Cielo. 
22. Lot era el padre de Moab y Ben-ammi, y también el abuelo de los dos, porque “las dos hijas de Lot concibieron del propio padre”. (Génesis 19:36-38) 
23. 42 mil personas perdieron su vida por no saber pronunciar la palabra Shiboleth (Jueces 12:5,6) 
24. Adán no tuvo suegra. 
25. La única edad de alguna mujer que se menciona en la Biblia es la de Sara (Génesis 23:1)
26. La primera cirugía fue realizada por Dios, cuando sacó una costilla de Adán (Génesis 2:21,22)
27. Además de Jesús, Elías y Moisés fueron los únicos hombres que ayunaron 40 días y 40 noches. (1 Reyes 19:8 y Deuteronomio 9:9)
28. El Salmo 119 es el más largo de la Biblia, es un acróstico. Los 176 versículos se encuentran divididos en 22 secciones de ocho versículos cada una, correspondiendo a cada una de las letras del alfabeto hebreo.
29. En Gat hubo un hombre de gran estatura, que tenía 6 dedos en cada mano y en cada pié (2 Samuel 21:20) 
30. Elías tuvo el privilegio de comer una comida preparada por un ángel. 
31. Existen muchos datos curiosos relativos a las estadísticas bíblicas. Uno de los números que más aparece en la Biblia es el 7. Entre los Hebreos este número era considerado sagrado y símbolo de la perfección. 
32. Noé tenía 600 años cuando terminó el arca.
33. El sabio Salomón dejó más de tres mil proverbios. 
34. La operación matemática con más rendimiento fue realizada por Jesús cuando multiplicó 5 panes y 2 peces para alimentar a más de cinco mil personas y todavía sobraron 12 canastas llenas. 
35. Judas vendió a Jesús por 30 monedas de plata, equivalentes a unos 20 dólares.
36. Se calcula que el presente que Naamán ofreció a Eliseo, del cual Giezi finalmente se apropió, equivalía a unos 48.000 dólares.
37. Pablo, el gran apóstol de los gentiles, fue decapitado en Roma por orden del tirano Nerón. 
38. En 1 Samuel 17:18, el queso es mencionado por primera vez en la Biblia.
39. En Jueces 17:18, encontramos uno de los ejemplos más antiguos de enigma.
40. Dos reyes de los Amorreos tuvieron que huir perseguidos por avispas.
41. La última ciudad mencionada en la Biblia es la ciudad santa (Apocalipsis 22:20)
42. El Salmo 117 es el capítulo más corto de la Biblia.
43. El Salmo 118 es el capítulo que está en el centro de la Biblia. Hay 594 capítulos antes y después del Salmo 118.
44. El versículo que se encuentra en el medio de la Biblia está en el Salmo 118. 
45. El libro más grande es el de los Salmos, con 150 capítulos.
46. El libro más pequeño es 2 Juan.
47. El capítulo más grande es el Salmo 119.

lunes, 18 de abril de 2011


“Y Aquél Verbo Fue Hecho Carne”*

Por: Hermes Tavera B. 
“Si queremos estudiar un problema profundo, fijemos nuestra mente en la cosa más maravillosa que jamás sucedió en la tierra o en el cielo: la encarnación del Hijo de Dios” (Manuscrito 76, 1903). Este artículo lo constituyen simplísimas reflexiones sobre el tema más profundo jamás tratado. Centraremos nuestro estudio en la interesante afirmación que aparece en el Evangelio de Juan: “Y aquel Verbo fue hecho carne, y habitó entre nosotros (y vimos su gloria, gloria como del unigénito del Padre), lleno de gracia y de verdad” (Juan. 1:14)
El Verbo es Dios:
El elemento principal de todo el texto es el Verbo (gr. logos). Todo cuanto se afirma allí se refiere a él. En realidad casi todo el primer capítulo de Juan habla del Verbo. Al inicio del Evangelio se nos dice que “en el principio era el Verbo, y el Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios” (Juan. 1:1).  Cualquier hecho que atribuyamos al Verbo debe de partir de la gran verdad de que el Verbo es Dios y siempre ha sido Dios. “Cristo era esencialmente Dios y en el sentido más elevado. Era uno con Dios desde toda la eternidad, Dios sobre todo, bendito para siempre [...] existió desde la eternidad como una persona distinta, y sin embargo era uno con el Padre” (Mensajes Selectos, Tomo 1, pp. 290, 291)
El Verbo y la Carne
El texto nos dice que “el verbo (logos) fue hecho carne (sarx)”. En esta afirmación se unen dos conceptos: el Verbo y la Carne. Tomando en cuenta que la palabra carne refiere al hombre en tanto que material y perecedero (Juan 3:6; 6:63; 8:15; Rom. 8:3) el mensaje primario sería que Dios se hizo hombre en Cristo.
Sin embargo para determinadas corrientes del pensamiento griego en boga en tiempos del Apóstol estas eran dos ideas contradictorias. Ellogos se identificaba con lo bueno, racional, incorruptible y divino mientras que la carne (sarx) representaba lo malo, pecaminoso y corruptible. Era como si se dijera que “lo absolutamente bueno se hizo susceptible a lo malo”. “Al que no conoció pecado, por nosotros lo hizo pecado, para que nosotros fuésemos hechos justicia de Dios en él” (2 Cor. 5:21)
Para un lector judío la palabra logos guardaba una significación especial. El Verbo o logos  era equivalente a la Dabar o Palabra de Dios. Mediante la Dabar Dios  se comunicaba con el hombre. Esta Palabra “venía” sobre los profetas y los hacía recipientes del mensaje divino (Isa. 38:4; Jer. 1:11) Así la expresión “el verbo se hizo carne” significaba que lo que antes constituía el instrumento de comunicación (la Palabra) sería ahora el objeto de la comunicación (la carne). Es decir se salvaría la distancia entre Dios y el hombre pues Dios hablaría con el hombre desde la misma carne, a partir de un hombre, Cristo Jesús. “El trato entre el cielo y la tierra se había realizado por medio de Cristo; pero ahora que Jesús había venido ‘en semejanza de carne de pecado,’ el Padre mismo habló. Antes se había comunicado con la humanidad por medio de Cristo; ahora se comunicaba con la humanidad en Cristo” (El Deseado de Todas las Gentes, p. 91).
Algunos han asociado el concepto de logos no solo con la palabra Dabarsino también con Debir otra palabra derivada de la raíz común dbr. La palabra Debir puede ser traducida como “sala interior” y es traducida oscuramente en la versión Reina Valera en relación con el lugar santísimo (2 Sam 16:23; 1 Rey. 6:5,16,19; 8:6; Sal. 28:2). Debir se refiere a la palabra o veredicto divino revelado en la sala interior o lugar santísimo donde se manifestaba la gloria divina o santa Shekinah. Si esto es así, entonces la afirmación de que “el verbo se hizo carne” significa que el mensaje oculto, la gloria velada para los ojos comunes, se hizo visible en Cristo. “Él era la palabra de Dios: el pensamiento de Dios hecho audible” (Ibíd., p. 11). “Su divinidad fue cubierta de humanidad, la gloria invisible tomó forma humana visible” (Ibíd., p. 14)
El Verbo fue Hecho Carne
Debe notarse que el evangelista no dice que el Verbo se transformó en carne ni que la sustancia del Verbo se transmutó en la carne como podrían haber pensado los griegos. Dice simplemente que el Verbo “fue hecho” carne. El era realmente “carne” aunque sin dejar de ser “el Verbo”. La humanidad de Cristo era real. “Nuestro Salvador tomó la humanidad con todo su pasivo” (Ibíd., p. 92) “Cristo no tomó la naturaleza humana en forma aparente. La tomó de verdad.” (Mensajes Selectos, Tomo 1, p. 290)
Es interesante observar que la frase “fue hecho” (gr. Egueneto) es utilizada con otros objetos en el mismo capítulo 1 de Juan. En el versículo 3 se nos dice que “todas las cosas” fueron hechas (egueneto) por el Verbo. Y el versículo 6 dice enfáticamente que “el mundo por él fue hecho” (egueneto). El Verbo es el Creador, lo demás es hecho (egueneto) por él.
Sin embargo el texto dice que el “Verbo fue hecho (egueneto) carne”. El Hacedor “fue hecho” no en tanto que Verbo sino en tanto que carne. El sujeto se convirtió en objeto. El Creador se convirtió en criatura. “Aunque no podamos entenderlo, podemos creer que Aquel que hizo los mundos, por causa de nosotros se convirtió en un niño indefenso. (Mensajes Selectos, tomo 3, pp. 143-144)
Habitó Entre Nosotros
Al principio del capítulo se nos había dicho que el Verbo “estaba con Dios” (Juan 1:1). Ahora nos dice que este Verbo que “era en el principio con Dios” (Juan 1:2) dejó su lugar privilegiado al lado del Padre y quiso humillarse a vivir “entre nosotros”. Como un autentico Hijo prodigo dejó a su Padre y se fue a vivir entre los cerdos. Pero a diferencia del otro hijo prodigo no tenía de qué arrepentirse, por eso fijó su destino eterno con nosotros. Al final de los tiempos también el Padre vendrá a vivir “entre nosotros” (Apoc. 21:2)
La palabra traducida como “habitó” (gr. Eskenosen) deriva del sustantivo Skene que se refiere al tabernáculo o lugar de encuentro de Dios con el hombre (Heb. 8:2; Apoc. 15:5). La idea recuerda el mandato de Dios a Moisés en relación con la construcción del tabernáculo israelita. “Me harán un santuario y yo habitaré en medio de ellos” (Ex. 25:8). Los nómadas del desierto andaban con sus tiendas o carpas a las espaldas y las desmontaban en el lugar que encontraban propicio para descansar. Al expresar su deseo de que se le construyera un tabernáculo Dios se presenta como alguien quien realmente desea tomarse un descanso a nuestro lado. Dios le llama al tabernáculo el lugar de su “reposo” (2 Cron. 6:41; Sal. 132:8,14; Isa. 66:1) Cuando el Evangelista nos dice que Cristo “habitó entre nosotros” lo está presentando como un forastero errante que ha decidido descansar y colocar su carpa junto a la nuestra. “Así Cristo levantó su tabernáculo en medio de nuestro campamento humano. Hincó su tienda al lado de la tienda de los hombres, a fin de morar entre nosotros y familiarizarnos con su vida y carácter divinos.” (El Deseado de Todas las Gentes, p.14) Pero a diferencia del nómada del desierto, Jesús no habita con nosotros de manera temporal. El vino a quedarse con nosotros para siempre. “Al tomar nuestra naturaleza, el Salvador se vinculó con la humanidad por un vínculo que nunca se ha de romper. A través de las edades eternas, queda ligado con nosotros” (Ibíd.,, p. 17)
Jesús es el verdadero “tabernáculo” de Dios. Él es el punto de encuentro entre el hombre y Dios. “En Cristo, la familia de la tierra y la familia del cielo están ligadas” (Ibíd., p. 17) ¡Qué maravilla! Dios está a nuestro lado. “Desde que Jesús vino a morar con nosotros, sabemos que Dios conoce nuestras pruebas y simpatiza con nuestros pesares” (Ibíd., p. 15)
Y Vimos su Gloria
De nada valía que los israelitas construyeran un santuario. Lo importante era que Dios aceptara colocar su gloria sobre este. “Allí me reuniré con los hijos de Israel; y el lugar será santificado con mi gloria.” (Exo. 29:43) Había una serie de requisitos para asegurar que la gloria de Dios se manifestara en el tabernáculo. “Entonces Moisés dijo: Esto es lo que mandó Jehová; hacedlo, y la gloria de Jehová se os aparecerá” (Lev. 9:6). Los sacrificios que aseguraban el perdón y la aceptación eran ofrecidos sobre el tabernáculo en el cual reposaba la gloria de Dios. Un tabernáculo “lleno de gracia”. Un tabernáculo donde los hombres pueden encontrar el perdón. Como el israelita que corría al tabernáculo con su sacrificio antes que la gloria de Dios se retirara del mismo, así nosotros “al ver su gloria”, la gloria que reposa sobre Cristo, corremos al trono de la gracia “para alcanzar misericordia y… gracia en el oportuno socorro” (Heb. 4:16).
Lleno de Gracia y de Verdad
Se nos dice que el Verbo que habitó entre nosotros estaba “lleno de gracia y de verdad” (Juan. 1:14). Ya hemos visto cómo la gracia provista en el santuario dependía de la permanencia de la gloria divina en él. Aquí se nos habla de un tabernáculo lleno de gracia, es decir de la gloria divina. Esto recuerda algunos episodios ocurridos en el santuario israelita. Cuando Moisés terminó de construir el santuario (Ex. 40:33) “una nube cubrió el tabernáculo de reunión, y la gloria de Jehová llenó el tabernáculo” (Ex. 40:34). Lo mismo ocurrió en el momento en que Salomón terminó las palabras de dedicación del templo. “Cuando Salomón acabó de orar, descendió fuego de los cielos, y consumió el holocausto y las víctimas; y la gloria de Jehová llenó la casa” (2 Cron. 7:1).
A diferencia de los demás pueblos, los israelitas no limitaban a Dios exclusivamente a sus lugares de culto. Cuando Salomón construyó el templo, preguntó: “Pero ¿es verdad que Dios morará sobre la tierra? He aquí que los cielos, los cielos de los cielos, no te pueden contener; ¿cuánto menos esta casa que yo he edificado?” (1 Rey. 8:27. cf. 2 Cron. 2:6; Isa. 66:1). Sin embargo, los israelitas eran conscientes de la promesa “me harán un santuario y yo habitaré en medio de ellos” (Éxo. 25:8). Esta presencia divina no era limitada. No era una parte de Dios la que llenaba el santuario, era la plenitud de Dios. No obstante eso, misteriosamente Dios podía simultáneamente llenar con su gloria al Universo (Isa. 6:3). Esta paradoja la presenta el profeta Isaías. “Porque así dijo el Alto y Sublime, el que habita la eternidad, y cuyo nombre es el Santo: Yo habito en la altura y la santidad, y con el quebrantado y humilde de espíritu” (Isa. 57:15). Con seguridad los israelitas podían mirar su humilde tabernáculo y decir que la majestad del cielo, se había humillado, había condescendido a morar en ese santuario. Lo que no cabe en el Universo puso  su plenitud en esa humilde tienda.
Aquí está preanunciado el misterio de la encarnación. La majestad del cielo, “se humilló a sí mismo” y se autolimitó a un humilde cuerpo humano (Fil. 2:5-8). Cristo Jesús es un tabernáculo lleno de la gloria de Dios, “lleno de gracia y de verdad”.
La Plenitud de Dios
La palabra “lleno” (gr. pleres) de Juan 1:14 guarda estrecha relación con la palabra “plenitud” (gr. pleromatos) que aparece dos versículos más adelante (Juan 1:16). Cristo está lleno de Dios, por lo tanto todo lo que necesitamos de Dios lo encontramos en Cristo. “Porque de su plenitud tomamos todos, y gracia sobre gracia” (Juan 1:16).
Esta idea de la plenitud de Dios en Cristo es ampliada por el Apóstol Pablo. “Por cuanto agradó al Padre que en él habitase toda plenitud” (Col. 1:19). En la misma carta se aclara que se está refiriendo a la “plenitud de la Deidad” (Col. 2:9). Todo lo que es Dios está en Cristo. Pero la idea de Pablo es más asombrosa “En él habita toda la plenitud de la Deidad corporalmente” (Col. 2:9) Toda la divinidad reside, en su plenitud, completamente, en un cuerpo humano, el de Cristo Jesús. “El cielo está incorporado en la humanidad” (DTG:17). “Indiscutiblemente, grande es el misterio de la piedad: Dios fue manifestado en carne” (1 Tim. 3:16).
Ya vimos que el Verbo Creador se convirtió en criatura al hacerse “carne”. La Divinidad, de la que el mismo Verbo, Cristo Jesús, participa, formó un cuerpo humano para Cristo. “Por lo cual, entrando en el mundo dice: Sacrificio y ofrenda no quisiste; más me preparaste cuerpo” (Heb. 10:5). La divinidad preparó un cuerpo para Jesús. Fue así como el Verbo fue hecho carne. Entonces “agradó al Padre que en él (en Cristo) habitase toda plenitud” (Col. 1:19). Así la “plenitud de la Deidad” habitó en Cristo “corporalmente” (Col. 2:9).
Mientras que el israelita asegura que “la plenitud de Dios cabe en el tabernáculo” el cristiano puede decir que “la plenitud de Dios está en Cristo”. ¡Misterio de los misterios! La plenitud de la Divinidad, toda la divinidad reside en el cuerpo de Cristo.
Pero el razonamiento de Pablo va más lejos. Nos asegura que Cristo puede “habitar por la fe en nuestros corazones” (Efe. 3:17) y que nosotros también podemos ser “llenos de toda la plenitud de Dios” (Efe. 3:19). Si esto ocurre seremos “capaces de comprender con todos los santos cuál sea la anchura, la longitud, la profundidad y la altura” (Efe. 3:18). Aquí el Apóstol nos da una serie de dimensiones: anchura, altura, longitud y profundidad. ¿A qué se refieren esas dimensiones? Tanto en el Antiguo como en el Nuevo Testamento lo que es estrictamente medido es el tabernáculo (Ex. 27:9-19; 30:2; Eze. 40; Apoc. 11:1) De modo que es posible que en este texto estemos tratando igualmente la idea del tabernáculo.
Un israelita podía mirar el tabernáculo, tomar todas sus medidas y luego decir: “mi Dios cabe aquí”. Los discípulos de Cristo al mirar a Jesús de Nazaret podían decir: “la plenitud de la Deidad cabe en el cuerpo de ese hombre”. Pero el cristiano puede decir todavía algo más: “la plenitud de Dios está en Cristo y Cristo habita por la fe en mi corazón, por lo tanto, la plenitud de la Deidad, todo Dios, cabe en mi”. Yo no conozco las dimensiones del Universo. Me es imposible medir a Dios. Sin embargo cuando Dios condesciende morar en mi vida, cuando su plenitud habita en mi, puedo “comprender con todos los santos cuál sea la anchura, la longitud, la profundidad y la altura” (Efe. 3:18) de Dios, pues el cabe, entero, en mi corazón.
Este es el verdadero misterio “Cristo en vosotros, la esperanza de gloria” (Col. 1:27). Que el Verbo encarnado pueda hacer su morada en nuestras vidas.
*Publicado con permiso del Autor.

miércoles, 13 de abril de 2011

Estudio de Daniel 2 y 7. Por el Dr. Alberto Treiyer



Introducción


En la catedral de Estrasburgo hay un reloj enorme que, a las 12 del día, hace desfilar a los doce apóstoles delante del Señor. En la base de tal reloj aparecen en cuatro partes los cuatro animales feroces de Dan 7, con la inscripción: Babilonia, Medo-Persia, Grecia y Roma. Cuando uno averigua la época en que se agregó esa inscripción, descubre que corresponde a la Reforma. La ciudad de Estrasburgo fue una de las primeras en aceptar la reforma protestante y sólo en tiempos modernos devolvió esa catedral a la Iglesia Católica. La inscripción de esa interpretación apocalíptica no ha sido borrada, sin embargo, y continúa siendo llamativa para los turistas que prestan atención en ella.

Los cuatro reinos y sus críticos 

Hoy, la mayoría de los intérpretes modernos hacen desembocar la estatua de Daniel 2 y las bestias feroces de Daniel 7, así como el resto de las profecías de Daniel, en la época en que suponen haber sido compuesto el libro de Daniel, es decir, en la época del rey griego seléucida Antíoco Epífanes del Siglo II a.C. Siendo que los documentos de Qumran y otros manuscritos antiguos del libro de Daniel, prueban una antigüedad mayor por el estilo de escritura, los comentarios más recientes admiten que trozos de las historias y profecías de Daniel existían antes, pero que fueron recompuestos por un autor posterior, siempre en el siglo II a.C. [Así como la vieja poesía española: “Moza tan fermosa non vi en la frontera..., faciendo la vía de cada traveño...”, revela características en el lenguaje hispano que hoy no se dan y que pertenecen a determinada época de la historia, así también los manuscritos más antiguos del libro de Daniel revelan características en la escritura que preceden al siglo II a.C.].


Todos hacen partir los imperios de Babilonia, pero para poder desembocar el cuarto en el gobierno griego de los seléucidas, los críticos escépticos dividen en dos el reino de los Medos y Persas (recordemos que aparecen unidos por los dos brazos a la altura del pecho). En Daniel 8:20, sin embargo, se describe al carnero con dos cuernos como un reino, el de los Medos y Persas, lo que prueba que Daniel no los vio como dos reinos diferentes. Los críticos hablan también de las uniones matrimoniales entre los reyes seléucidas y los reyes ptolomeos que, a pesar de eso, no lograron la unión en un solo reino. Pero no explican que después vino otro imperio, el romano, y que el Dios del cielo no haya levantado ese reino del que habló en la época de esos reyes griegos. Para adoptar esa interpretación tienen que pasar por alto, además, lo que creyó la iglesia cristiana sobre esas profecías en toda su historia. Una excepción es la época moderna con su escepticismo característico. Aunque en algunos siglos de la historia cristiana se haya ignorado esa profecía, en nuestra época no se la ignora, sino que se la rechaza con una interpretación que no toma en serio el texto bíblico.

Diez reinos 

Algunos han objetado que, en diferentes períodos de la historia, hubo más y menos de diez reinos que sucedieron al de Roma, según la ocasión. Inclusive nuestros pioneros estaban divididos en 1888, frente al gran congreso de Mineápolis que definió mejor el tema sobre la Justificación por la Fe, tocante a la inclusión de los hunos o de los alamanes dentro de los diez.

No necesitamos entrar en esta discusión. Hubo 12 tribus de Israel y, aunque de José salieron dos, Efraín y Manasés, siguieron siendo considerados como doce debido a que Leví no recibió herencia como las demás (Números 1-3). Incluso en el libro del Apocalipsis, los dos hijos de José son mencionados como dos tribus separadas, y falta la tribu de Dan. El que después se sumen o se resten no quita su identificación con el número inicial.

Algo semejante podemos decir de los doce apóstoles. Después del suicidio de Judas quedaron once, hasta que los discípulos eligieron a Matías para reemplazar a Judas, y el Señor escogió a Pablo en su lugar. Pero el número 12 continúa siendo significativo en el símbolo junto con las 12 tribus de Israel, ambos teniendo su lugar en la ciudad de Dios. ¿Habría de extrañarnos que hoy, el Mercado Común Europeo esté compuesto por más de diez naciones?

Lo mismo podemos decir con respecto a los tres cuernos que fueron quitados para que pudiese comenzar a reinar el papado romano (“cuerno de pequeños comienzos”), según lo indicado en la profecía (Daniel 7:7, 20, 24). El lugar dejado por los hérulos, por ejemplo, fue ocupado por los ostrogodos que eran arrianos también, de manera que su desaparición no tiene nada que ver con el levantamiento del papado. El primer reino que salió en defensa del papado y se vio implicado en la desaparición de los visigodos fue Clodoveo. Fundó París como su capital (antiguamente era una aldea romana), en el año 508, año en que, según estudios más recientes, se bautizó como católico. Ese es el punto de partida para el comienzo de los 1290 días-años (Dan 12:12).

De Clodoveo se dice que “restauró la unidad cristiana y estableció en París la monarquía franca a base de una estrecha alianza entre el rey y la Iglesia”, [J. Pirenne, Historia Universal, p. 432]. Fue el mismo reino el que le dio el golpe de muerte al papado 1290 años después, conforme a la predicción de varios autores de la época ya antes de 1798. Los intérpretes historicistas de fines del siglo XVIII argumentaron que siendo que los francos habían sido los primeros en defender y apoyar al papado, debían ser ellos los que le diesen la herida mortal al concluirse los 1290 días-años. Hoy son todavía los franceses los que más se oponen a los intentos papales de lograr la unión europea con el reconocimiento oficial de las tradiciones cristianas de Europa (el papado romano y las iglesias que lo apoyan). ¿Serán ellos los últimos en sanar la herida?

El emperador Justiniano, por su parte, sería quien libraría al papado del reino ostrogodo, último de los tres cuernos opositores, en el año 538. Con su decreto daría autoridad al pontificado romano por sobre todas las demás iglesias.

“Se mezclarán con simiente de hombre” (Daniel 2:43) 

¿Se trata de un cumplimiento literal que implique la unión matrimonial de príncipes y princesas europeas durante la época de los diez dedos o diez cuernos del cuarto reino? ¿O se trata de un símbolo de alianzas hechas entre dos partes desiguales—iglesia y estado—como lo fueron siempre el hierro y el barro? ¿Podría servir el símbolo para proyectar ambos hechos que se dieron en la historia?

La mayoría de los intérpretes adventistas tomó el símbolo de Daniel 2:43 como prueba de que Europa no se unirá jamás. Carlomagno en el siglo VIII, Carlos V en el siglo XVI, Napoleón en el siglo XVIII, y Hitler en el siglo XX, intentaron unir a Europa pero todos fracasaron. Los intentos por unir Europa en un Mercado Común fueron pronosticados por algunos también como imposible.

¿Qué podemos decir de una interpretación tal? Que aunque es buena y sólida desde la perspectiva histórica, es audaz al volverse categórica con respecto a sucesos que no se han cumplido y que no necesariamente están implicados en la visión. Por ejemplo, puedo aceptar que las naciones europeas continuarán con sus gobiernos propios, pero no negar o descartar un intento de confederación final que resalta en Apocalipsis 17:14, donde aparecen unidos para guerrear contra el Señor en ocasión de su venida.

Hierro y barro: Iglesia y Estado 

Para el Espíritu de Profecía, el doble símbolo del hierro y del barro que se da antes de llegar a los diez dedos, a la altura del pie (Daniel 2:33,41-43), tiene que ver con la unión de la iglesia y el estado que se dio durante toda la Edad Media y se volvería a dar al final. Aunque los dos poderes se mantuvieron unidos en propósitos comunes, no dejaron de existir como entidades separadas. Tampoco se dio una fusión absoluta entre iglesia y estado en ninguna época de la historia. Así como el barro no puede soldarse con el hierro, tampoco esa unión que se dio sería sólida y estable. De W. Goets, Historia Universal (Espasa Calpe, Madrid, 1946), tomo III, pp. 9-13, leemos la siguiente descripción en relación con esta paradoja de unión separada o reino dividido:

“Románticos e ilusos han celebrado la Edad Media como una edad de oro. Nunca fue la Edad Media lo que se ha dicho de ella. Nunca fue esa vida piadosa de los hombres, esa unidad de Estado e Iglesia, esa armonía en la economía y en la vida de las clases sociales... La concepción medieval del universo no dio la paz a los pueblos occidentales, ni tampoco pudo impedir las sinrazones y las violencias en la vida diaria... Desenvolviose por doquiera una división de clases y estamentos con rigurosa jerarquía, con servidumbre del débil bajo el fuerte, con inseguridad en la vida continuamente amenazada por robo y pillaje, con desenfrenados instintos en los grandes como en los pequeños. El número de las mujeres que en la Edad Media fueron sencillamente muertas o brutalmente repudiadas por sus maridos, desde los príncipes hasta los aldeanos, es infinito...

“La Iglesia no consiguió educar en una vida ideal ni a los legos ni a sus propios servidores. La crónica escandalosa de la Edad Media en lo referente a clérigos y claustros es de una considerable extensión. El Estado y la Iglesia no condujeron a la Humanidad a su salvación, sino que se complicaron uno y otra en cuestiones y discusiones, y aun choques, que condujeron al envenenamiento de la vida y a desmedidas pretensiones de ambas partes. En estas luchas y sus consecuencias arruináronse el imperio y el pontificado de la Edad Media.

“La Edad Media posterior cosecha la siembra de la Edad Media anterior... El imperio cristiano... había nacido sobre un supuesto religioso: que por obra de la voluntad divina habían de regir el mundo el emperador y el papa, aquel en lo profano, y éste en los asuntos espirituales de la Humanidad. Pero en vez de una pacífica división de actividades, habíase producido una apasionada lucha del emperador y del papa por el poder. Y ambas partes se habían destrozado política y moralmente”.

De J. Pirenne, Historia Universal (Ed. Éxito, Madrid, 1961), tomo II, p. 60, leemos, además, que “bajo esta ficticia unidad [la de las instituciones laicas y religiosas del imperio carolingio], siguieron conservando una diversidad fundamental...”.

Naturaleza de la unión entre Iglesia y Estado 

El matrimonio más largo e infeliz de la historia fue el del papado romano (poder religioso) con el estado europeo (emperadores y reyes). El problema se dio en que ninguno quiso dejar de ser cabeza. Ambos tenían coronas y se pelearon siempre por determinar quién era realmente la cabeza de ese hogar. En líneas generales, sin embargo, se reconoce que durante la Edad media, “para dominar las conciencias, [la Iglesia] buscó el apoyo del poder civil. El resultado fue el papado, es decir, una iglesia que dominaba el poder del Estado y se servía de él para promover sus propios fines y especialmente para extirpar la ‘herejía’”, [Conflicto de los siglos, p. 496].

El golpe de muerte para la Iglesia de Roma fue que su cónyuge, el estado, se liberó de ella. Era un grito de libertad de conciencia el que se impidiese a la iglesia ser reconocida oficialmente por el estado. Pedimos libertad para adorar a Dios conforme a nuestra conciencia, y sin interferencias entre nosotros y Dios. No pedimos que el Estado reconozca nuestras creencias por la ley porque creemos que nadie tiene derecho a imponer su fe a los demás. La ley civil no debe intervenir en eso ni sancionando ni rechazando.

La Iglesia Católica Romana, en cambio, ha vuelto a sus andadas anteriores, y el mundo está a punto de doblegarse a sus reclamos. Se presenta como liberadora de los pobres mediante un jubileo impostor (véase mi libro Jubileo y Globalización. La intención oculta). Pretende que es una injusticia el que las naciones europeas, que están trabajando con la Carta de Europa para su unidad política y comercial, ignore sus tradiciones cristianas. Si Europa, y más extensamente, el mundo, no terminan reconociendo los valores cristianos representados por los religiosos y cristianos en puntos comunes de fe, perderá su alma.

¡Sí, asombrosamente el papado reclama ahora libertad religiosa! Con el apoyo ya de las iglesias protestantes y ortodoxas, continúa insistiendo en el reconocimiento oficial de la Iglesia Cristiana representada por esas comunidades religiosas para Europa, sin lo cual considera que no hay libertad religiosa. Mientras que en la Edad Media no reclamaba libertad religiosa porque imponía libremente sus dogmas a todos los reinos, ahora lo que está reclamando es libertad para poder hacer lo mismo que hacía antes, con la salvedad de prometer ahora reconocer luego a otras religiones con las que está pactando. Considera que hay ciertas instituciones cristianas que necesitan un respaldo del estado para que no se deterioren. Entre ellas están las fiestas católicas y protestantes como Semana Santa, Navidad y el domingo, que deben ser amparadas por la ley.

Hasta ahora se le han opuesto ciertos políticos franceses porque, de darle el gusto, tendrían que renunciar a la razón misma de ser de la Republique Française. Pero ya hay síntomas de aflojar en la oposición a Roma de parte, por ejemplo, del primer ministro Jospin en Francia. El pluralismo religioso que ahora acepta Roma contribuye a alejar algo los temores de volver a la intolerancia medieval. Pero pocos se dan cuenta que ese pluralismo es limitado y condicionado a las prerrogativas de Roma. Tampoco parecen darse cuenta que bajo el alarde de pluralismo terminarán excluyendo a un remanente que guarda “los mandamientos de Dios y tiene la fe de Jesús” (Apocalipsis 12:17; 14:12).

Conclusión 
Los reinos de los hombres podrán parecer sólidos como el oro, la plata, el bronce o el hierro. Pero su basamento es tan endeble como el intento de unir el hierro con el barro. La humanidad no podrá darse abasto a sí misma. Sucumbirá arrastrando tras sí todo el cúmulo cultural, político y religioso-pagano de los reinos que la precedieron, y que se había perpetuado en cada reino sucesivo. Como las dos torres que representaban la fortaleza del poderío económico mundial en Nueva York, así también la fortaleza de los reinos de este mundo se desplomará. Triste y doloroso es el hecho. Dios no lo quiso ni lo quiere. Pero lo permitió y lo hará finalmente, para acabar con el régimen de la fuerza y la opresión. “Los reinos de este mundo han pasado a ser de nuestro Señor y de su Cristo, y reinará por los siglos de los siglos” (Apocalipsis 11:15). Ese reino no se corromperá jamás, y el Señor lo compartirá con sus humildes siervos que caminan y tiemblan ante él (Daniel 2:44-45; 7:22, 26-27).

POR QUÉ UN JUICIO EN EL CIELO?




1. Nuestra comprensión del “juicio investigador” o “juicio pre-advenimietno” no se nos ocurrió por acaso. Tiene fundamento sólido en las Escrituras.


2. Uno de los textos que describe las escenas del juicio en el cielo es Daniel 7, presentándolo en su contexto inmediato.


3. La escena del juicio trae un mensaje de paz y no de inseguridad tanto como lo hace la Cruz del Calvario.


4. Es uno de los mensajes que nos distinguen como remanente con una “verdad presente” para nuestra época.


5. Al final del juicio, éste es dado “a favor de los santos”, lo cual nos debe llenar de esperanza, pues es el resultado de toda la trama judicial en el cielo.

A. ¿Cuándo acontecería este juicio?
1. Honestamente la respuesta es sencilla pues aparece en el texto. Debo reconocer que en un principio no fue fácil para mí descubrirla, cuando empecé a leerla me pregunté y en dónde se encuentra por lo menos tentativamente la fecha de inicio de este juicio? Ahora después de algo de “lectura” me pregunto ¿cómo antes pude no ver la fecha de inicio de este juicio?

2. De acuerdo a la cronología de todo el libro de Daniel, este juicio aparece algo después de la actividad del cuerno pequeño. Se nos da el intervalo de tiempo de egemonía del cuerno pequeño en Daniel 7: 25 “Tiempo, tiempos y la mitad de un tiempo”. La gran mayoría de comentaristas interpretan esta cantidad de tiempo como tiempo: 1 año; tiempos: 2 años; la mitad de un tiempo: lógicamente medio año. 3 ½ años, o 1260 días proféticos, o 1260 años literales. Este fue el tiempo (1260 años) que duró el poderío papal, por lo tanto desde 538 DC (inicio del poder romano religioso más bien conocido como fase papal) le sumamos los 1260 años llegamos hasta el 1798 DC.ç

3. La profecía muestra que las escenas del juicio acontecen poco después (no inmediatamente después) de los 1260 años. Por tanto el juicio debe empezar después de 1798 DC. Hasta aquí por lo menos estoy muy seguro de algo: Que el juicio no empezó antes de 1798 sino después.

4. Ya Daniel 8 y las 2300 tardes y mañanas nos muestran por paralelismo que la purificación del Santuario de Daniel 8 es el mismo evento que el Juicio de Daniel 7, y que la Purificación del Santuario de Daniel 8 sucede después de 2300 años, es decir en el año 1844 DC, sostenemos que el Juicio empezó también en el año 1844 DC. Esto no sale del marco bíblico ya que la fecha 1844 DC está evidentemente después que 1798 DC así de sencillo.

B. Condena del culpable
1. De acuerdo al concepto judío de juicio se efectúan dos actividades en pleno momento de la sentencia. Se condena al culpable y se vindica al inocente.


2. La condenación o el “peso de la ley” en Daniel 7 se encuentra en Daniel 7:26. Cuando quitan el dominio y destruyen para siempre al cuerno pequeño y compañía”


3. De este modo se termina con la primera parte de ejecución de este juicio, o mejor dicho el resultado del escrutinio.

C. Vindicación del Inocente
1. Como vimos es la segunda parte del juicio para un judío.


2. Uno de los resultados del juicio está registrada en Daniel 7:27 “Y el reino, el dominio y la majestad de los reinos serán dados al pueblo de los santos del Áltísimo; cuyo reino es reino eterno, y todos los dominios le servirán y obedecerán” (Noten que está inmediatamente después de la condena del culpable)


3. Este es el resultado o la suerte que nos depera la profecía. “Vindicacion del Inocente”. ¿Por qué esta vindicación debería ser menos esperanzadora que la Cruz del Calvario si es el Sacrificio de Cristo en el Calvario lo que nos garantiza la salvación en este juicio?


4. Debemops reconocer que este juicio tiene repercutiones “negativas” para los culpables y repercutiones “positivas” para los santos. Seamos parte del grupo de los santos y encaremos las escenas del juici investigador con optimismo y confianza en la sangre de Cristo, inmediatamente después, reflejemos su carácter y seamos fieles a los mandamientos del Señor que además de beneficiarnos en este mundo, nos hace aptos para el reino de los cielos. Esta es salvación por fe que obra.

En la actualidad existe mucha crítica en cuanto al juicio investigador. Cada vez más y más las páginas de internet están “infectadas” de este mal. Sin embargo, tales personas no han conocido la profundidad de este juicio o la conocen mal. Acerquémonos más en oración y pidamos sabiduría para entender mejor cada vez el juicio, en tanto que nos preparamos para afrontarlo.

HEMOS PECADO"



Hemos pecado, hemos cometido iniquidad, hemos hecho impíamente, y hemos sido rebeldes, y nos hemos apartado de tus mandamientos y de tus ordenanzas. (Daniel 9:5)

Introducción:

1. En una reunión el pastor de mi iglesia (recién había llegado al distrito por cierto), en medio de la alegría espiritual, preguntó: “¿Quién de aquí es humilde? que levante la mano”. Habían como 40 personas, de las cuales cerca de 10 levantaron su mano. El pastor dijo: “Y bien, de las personas que no levantaron la mano ni qué se diga, aún les falta para la humildad, aquellos me preocupan; pero de los cuales que sí levantaron la mano me preocupan más todavía, porque desde el momento que levantaron la mano dejaron de ser humildes mientras creían serlo”

2. No sólo la humildad, sino la paciencia, la bondad, la benignidad, etc. son aplicables también en este aspecto. ¿Cuán santo eres? Algunos de veras creen haber logrado un grado de santidad irreprochable del cual los “aún no santos” deberíamos imitar. Lo negativo de esto consiste en que mientras más santos pensamos ser, menos lo somos.

3. Conozco de alguien que es considerado como una de las pocas personas de quien no se relata pecado en la Biblia y que asumió ser pecador, Daniel.


Desarrollo:

A. No se relata pecado

1. En el capítulo 1 de Daniel, el protagonista sale victorioso de una tentadora cena. No sólo vence el pecado sino que se propone que no se contaminaría con lo profano, decisión que la llevó hasta el final de su vida (al menos hasta donde el texto nos la permite conocer)

2. En Daniel 2, el protagonista nuevamente da cuenta de su fidelidad a Dios, aunque esta vez no había una “prueba fuerte” como llamaríamos nosotros los posmodernistas, Daniel al momento de dar la interpretación del sueño al rey no se queda con el crédito, se lo da a Dios.

3. La famosa hazaña que vivió Daniel en el capítulo 6, nos enseña que hasta la muerte era su fidelidad. Hasta tenemos un himno completo de Daniel.


B. “Hemos pecado”

1. Tal vez una de las frases más desgarradoras e intimidantes del libro de Daniel. Daniel 9:5, 6 “hemos pecado, hemos cometido iniquidad, hemos obrado impíamente, hemos sido rebeldes, y nos hemos apartado de tus Mandamientos y tus juicios. No hemos obedecido a tus siervos los profetas...”

2. ¿Cuándo habrá sido la última vez que oramos así?

3. Lo saludable de saberme pecador. Difícil de creer pero, la necesidad de reconocer cada día, cada momento que soy pecador me lleva a recurrir a mi única solución que es Cristo. ¿Cuán poco hablamos de Cristo, y hablamos más de nosotros mismos? En muchas ocasiones se ostenta el cristianismo de tal modo que avergonzaríamos a los apóstoles, profetas y a Cristo.

4. Posiblemente la tragedia peor consista en mirar para los costados dejando por sentada mi “santidad” y en entredicho la de otros.

C. “Yo no he pecado”

1. Conozco de alguien que ama la obra de Dios y se entrega por ella, viaja de iglesia en iglesia enseñando cómo se debe vivir y qué es lo que se debe hacer. Rara vez he visto que haya hecho él mismo lo que demanda, más de una vez ha arruinado y vaciado los templos por que los hermanos no eran muy perfectos para habitarlos. Dice: es mejor una Iglesia vacía que llena de pecadores inmundos. Claro está, después de hacerlo, se va como si nada hubiese pasado ¿Próxima parada? Otra iglesia vulnerable a sus ataques.

2. No apañamos el pecado ¡lo condenamos! pero apoyamos al pecador. Lo protegemos y ayudamos porque creemos que Cristo así lo haría.

3. Daniel, por cierto, tuvo paciencia con Nabucodonosor y los demás babilonios. Fue cortés con los “infieles e inmundos” a la vez que firme cuando propuso su dieta. Dócil, con mucho tacto y sin rebeldía en el foso de los leones y cuando se vació en oración a Dios se identificó con sus hermanos asumiendo “hemos pecado”.

Llamado:

Amémonos los unos a los otros. Sin críticas ofensivas ni reproches hirientes; con todo amor, paciencia, soportando las flaquezas de los débiles. De todos modos es lo Cristo haría ¿no?

lunes, 4 de abril de 2011


Mensajes de esperanza de la Palabra de Dios
Yo sé que Dios quiere que hable con él en oración porque está escrito…
“Pedid, y se os dará; buscad y hallaréis; llamad, y se os abrirá. Porque todo aquel que pide, recibe; y el que busca, halla; y al que llama, se le abrirá”. Mateo 7:7, 8
“Por nada estéis afanosos, sino sean conocidas vuestras peticiones delante de Dios en toda oración y ruego, con acción de gracias”. Filipenses 4:6
“Porque yo sé los pensamientos que tengo acerca de vosotros, dice Jehová, pensamientos de paz, y no de mal, para daros el fin que esperáis. Entonces me invocaréis, y vendréis y oraréis a mí, y yo os oiré; y me buscaréis y me hallaréis, porque me buscaréis de todo vuestro corazón”. Jeremías 29:11-13
Yo sé que Dios me ama porque está escrito…
“Echando toda vuestra ansiedad sobre él, porque él tiene cuidado de vosotros”. 1 Pedro 5:7
“Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eternal”. Juan 3:16
“El que no escatimó ni a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros, ¿cómo no nos dará también con él todas las cosas?” Romanos 8:32
Yo sé que Dios me pide que confíe en él porque está escrito…
“Confía en Jehová, y haz el bien; y habitarás en la tierra, y te apacentarás de la verdad. Deléitate asimismo en Jehová, y él te concederá las peticiones de tu corazón”. Salmos 37:3, 4
“Tú guardarás en completa paz a aquel cuyo pensamiento en ti persevere; porque en ti ha confiado. Confiad en Jehová perpetuamente, porque en Jehová el Señor está la fortaleza de los siglos”. Isaías 26:3, 4
“Por lo cual asimismo padezco esto; pero no me avergüenzo, porque yo sé a quién he creído, y estoy seguro que es poderoso para guarder mi depósito para aquel día”. 2 Timoteo 1:12
Las promesas de Dios me consuelan porque está escrito…
“Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, Padre de misericordias y Dios de toda consolación, el cual nos consuela en todas nuestras tribulaciones, para que podamos también nosotros consolar a los que están en cualquier tribulación, por medio de la consolación con que nosotros somos consolados por Dios”. 2 Corintios 1:3, 4
“Destruirá a la muerte para siempre; y enjugará Jehová el Señor toda lágrima de todos los rostros; y quitará la afrenta de su pueblo de toda la tierra; porque Jehová lo ha dicho. Y se dirá en aquel día: He aquí, éste es nuestro Dios, le hemos esperado, y nos salvará; éste es Jehová a quien hemos esperado, nos gozaremos y nos alegraremos en su salvación”. Isaías 25:8, 9
“Como aquel a quien consuela su madre, así os consolaré yo a vosotros, y en Jerusalén tomaréis Consuelo. Y veréis, y se alegrará vuestro corazón, y vuestros huesos reverdecerán como la hierba; y la mano de Jehová para con sus siervos será conocida, y se enojará contra sus enemigos”. Isaías 66:13, 14
Yo sé que Dios me protege porque está escrito…
“Mas tú, Jehová, eres escudo alrededor de mí; mi gloria y el que levanta mi cabeza”. Salmos 3:3
“Jehová es mi roca y mi fortaleza, y mi libertador; Dios mío, fortaleza mía, en él confiaré; mi escudo, y el fuerte de mi salvación, mi alto refugio; Salvador mío; de violencia me libraste”. 2 Samuel 22:2, 3
Yo sé que Dios me limpia porque está escrito…
“Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad”.
1 Juan 1:9
“Esconde tu rostro de mis pecados, y borra, y borra todas mis maldades. Crea en mí, oh Dios, un corazón limpio, y renueva un espíritu recto dentro de mí”. Salmos 51:9, 10
“Mas él herido fue por nuestras rebeliones, molido por nuestros pecados; el castigo de nuestra paz fue sobre él, y por su llaga fuimos nosotros curados”. Isaías 53:5
Yo sé que Dios me da victoria porque está escrito…
“¿Quién nos separará del amor de Cristo? ¿Tribulación, o angustia, o persecución, o hambre, o desnudez, o peligro, o espada? Antes, en todas estas cosas somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó”. Romanos 8:35, 37
“Porque todo lo que es nacido de Dios vence al mundo; y esta es la victoria que ha vencido al mundo, nuestra fe”. 1 Juan 5:4
“Y a aquel que es poderoso para guardaros sin caída, y presentarnos sin mancha delante de su gloria con gran alegría”. Judas 24
Yo sé que Dios me guía porque está escrito…
“Entonces tus oídos oirán a tus espaldas palabra que diga: Este es el camino, andad por él; y no echéis a la mano derecha, ni tampoco torzáis a la mano izquierda”. Isaías 30:21
“Jehová es mi pastor; nada me faltará. En lugares de delicados pastos me hará descansar; junto a aguas de reposo me pastoreará. Confortará mi alma; me guiará por sendas de justicia por amor de su nombre”. Salmos 23:1-3
“Pero cuando venga el Espíritu de verdad, él os guiará a toda la verdad; porque no hablará por su propia cuenta, sino que hablará todo lo que oyere, y os hará saber las cosas que habrán de venir”. Juan 16:13
Yo sé que Dios me pide testificar de él porque está escrito…
“Pero recibiréis poder, cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo, y me seréis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria, y hasta lo último de la tierra”. Hechos 1:8
“Y nosotros hemos visto y testificamos que el Padre ha enviado al Hijo, el Salvador del mundo. Todo aquel que confiese que Jesús es el Hijo de Dios, Dios permanence en él, y él en Dios”. 1 Juan 4:14, 15
“Que si confesares con tu boca que Jesús es el Señor, y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo. Porque con el corazón se cree para justicia, pero con la boca se confiesa para salvación”. Romanos 10:9, 10
Yo sé que Dios me anima porque está escrito…
“Mira que te mando que te esfuerces y seas valiente; no temas ni desmayes, porque Jehová tu Dios estará contigo en dondequiera que vayas”. Josué 1:9
“Esforzaos todos vosotros los que esperáis en Jehová, y tome aliento vuestro corazón”. Salmos 31:24
“Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas”. Mateo 6:33
Yo sé que Dios está conmigo porque está escrito…
“Y he aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo, Amén”. Mateo 28:20
“Cuando pases por las aguas, yo estaré contigo; y si por los ríos, no te anegarán. Cuando pases por el fuego, no te quemarás, ni la llama arderá en ti. Porque yo Jehová, Dios tuyo, el Santo de Israel, soy tu Salvador”. Isaías 43:2, 3
“He aquí, yo estoy a la puerta y llamo; si alguno oye mi voz y abre la puerta, entraré a él, y cenaré con él, y él conmigo”. Apocalipsis 3:20

Yo sé que Dios preparó el cielo para mí porque está escrito…
“Padre, aquellos que me has dado, quiero que donde yo estoy, también ellos estén conmigo, para que vean mi gloria que me has dado; porque me has amado desde antes de la fundación del mundo”. Juan 17:24
“No se turbe vuestro corazón; creéis en Dios, creed también en mí. En la casa de mi Padre muchas moradas hay; si así no fuera, yo os lo hubiera dicho; voy, pues, a preparer lugar para vosotros. Y si me fuere y os preparare lugar, vendré otra vez, y os tomaré a mí mismo, para que donde yo estoy, vosotros también estéis”. Juan 14:1-3
“Bendito el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, que según su grande misericordia nos hizo renacer para una esperanza viva, por la resurrección de Jesucristo de los muertos, para una herencia incorruptible, incontaminada e inmarcesible, reservada en los cielos para vosotros”. 1 Pedro 1:3, 4
Yo sé que Jesús volverá pronto porque está escrito…
“Entonces habrá señales en el sol, en la luna y en las estrellas, y en la tierra angustia de las gentes, confundidas a causa del bramido del mar y de las olas; desfalleciendo los hombres por el temor de la expectación de las cosas que sobrevendrán en la tierra; porque las potencies de los cielos serán conmovidas. Entonces verán al Hijo del Hombre, que vendrá en una nube con poder y gran gloria. Cuando estas cosas comiencen a suceder, erguíos y levantad vuestra cabeza, porque vuestra redención está cerca”. Lucas 21:25-28
“Entonces el Rey dirá a los de su derecha: Venid, benditos de mi Padre, heredad el reino preparado para vosotros desde la fundación del mundo”. Mateo 25:34
“Porque el Señor mismo con voz de mando, con voz de arcángel, y con trompeta de Dios, descenderá del cielo; y los muertos en Cristo resucitarán primero. Luego nosotros los que vivimos, los que hayamos quedado, seremos arrebatados juntamente con ellos en las nubes para recibir al Señor en el aire, y así estaremos siempre con el Señor”. 1 Tesalonicenses 4:16, 17