Fidelidad de Guardia: Los profesionales de la salud ¿tienen permiso para trabajar en sábado?
lunes 11 de octubre de 2010
Por: Cristiano Stefenoni
¿Pueden los adventistas del área de la salud trabajar los sábados? Esta es, sin duda, una de las preguntas que se repite en mis conferencias, sin importar el lugar o la cultura. La respuesta es simple y directa: No. Y voy a explicarlo.
EI otro día leí el siguiente comentario en un sitio de relaciones: "Nosotros, los adventistas del séptimo día que trabajamos en área de la salud, tenemos permiso para trabajar los sábados". ¿Permiso? ¿Quiere decir que el cuarto mandamiento de la Ley de Dios (Exo. 20: 8-11) dice: "Acuérdate del sábado para santificarlo... excepto si eres médico, enfermero o empleado de salud"?...Continúa...
Lamentablemente, hay varios adventistas que piensan así. Creen que, por el hecho de ser profesionales de la salud, Dios les concedió una autorización especial para transgredir el séptimo día. Sin embargo, hay algo peor: basándose en este pretexto, muchos realizan concursos públicos para aspirar a un cargo, porque creen tener un "permiso" de Dios.
También están los que cambian el turno de trabajo, pero le pagan a otros colegas para que los reemplacen. Se olvidan de que el versículo 10 dice: "No harás ninguna obra tú, ni tu hijo, ni tu hija, ni tu siervo, ni tu sierva... “El problema no está en cambiar el horario, aunque puede parecer una salida fácil; sino pagar de tu propio bolsillo a quien te reemplazará el sábado.
Alguien puede decir: "Es imposible ser un profesional adventista del área de la salud y no trabajar los sábados". En una de las iglesias que visite, conocí a una enfermera que tenía más de 15 años de profesión y nunca había trabajado los sábados. No es imposible. Solo es necesario saber hasta qué punto estas dispuesto a jugarte por tu fe.
¿Y qué hay de los profesionales que trabajan en instituciones adventistas? Ellos tampoco gozan de una licencia especial para transgredir la Ley de Dios. Lo que cambia es la forma de adorar durante el sábado: en vez de ser dentro de la iglesia se lleva a cabo al lado de la cama de los pacientes. Se trata de una obra medico-misionera, es decir, la persona deja de lado la figura del profesional y asume la de benefactor. Usa sus dones para aliviar el dolor y el sufrimiento, para llevar consuelo y cariño a los que padecen, uniendo cuidados médicos con alabanzas, con la lectura de la Palabra de Dios, con la oración y, por supuesto, sin recibir nada a cambio por las tareas de ese día.
Sin embargo, hasta en nuestros hospitales se necesita sabiduría. "Hay peligro de que penetre en nuestros sanatorios un espíritu de irreverencia y negligencia en la observancia del sábado [...] La indolencia de sus deberes le induce naturalmente a sentirse justificado por hacer el sábado muchas cosas que no debiera hacer. En lo posible debe planear su trabajo de modo que pueda dejar de lado sus deberes comunes" (Elena de White, Consejos sobre la salud, pp. 232, 233).
Queda claro que, si el médico está realizando una cirugía y, por alguna complicación, se extiende hasta las horas sagradas, por ejemplo, deberá cumplir con el deber de terminar el trabajo de forma responsable. Jesús dijo: "Si uno de ustedes tiene un hijo o un buey que se le cae en un pozo, ¿no lo saca en seguida aunque sea sábado?" (Luc. 14:5). Sin embargo, el profesional debe programarse para que esto no ocurra. Y si fuere necesario, el dinero obtenido ese día debe ser donado.
"Puede que sea necesario dedicar las horas sagradas del sábado al alivio de la humanidad sufriente. Pero los honorarios por ese trabajo deben ser entregados a la tesorería del Señor, a fin de ser usados en favor de los pobres que necesitan un tratamiento médico y no pueden pagarlo" (Elena de White, Health, Philanthropic, and Medical Missionary Work [Salud, filantropía y obra medico misionera], p. 42).
Notamos que no hay "licencia" pero si "excepción". Esta solamente debe ser usada en casas de emergencia y no para tratamientos habituales durante el sábado. Durante el santo sábado, la única licencia que Jesús le dio a sus seguidores es la de adorar a Dios, descansar, dedicar tiempo a la familia, hacer el bien al prójimo, cuidar de los que sufren, orar, cantar y compartir la Palabra de Dios. Haciendo estas cosas tendremos la seguridad de estar haciendo la voluntad de Dios, porque Jesús también lo hacía, y se supone que debemos seguir su ejemplo. "Imítenme a mí, como yo imito a Cristo" (1 Cor. 11:1, NVI). Recuerda: más que los pacientes, tu vida espiritual también necesita que la atiendas, para que no se enferme. ~
-Cristiano Stefenoni es Periodista, consultor y escritor.
- Publicado en la Revista CONEXIÓN JA, Julio – Setiembre 2010.
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