domingo, 14 de noviembre de 2010
Mira…! Lo mejor que puedes hacer es empezar el día meditando en Sal. 127:1. “Si Jehová no edificare la casa, en vano trabajan los que la edifican; si Jehová no guardare la ciudad, en vano vela la guardia.” "Soy el rey del mundo, soy el más grande", gritaba el joven boxeador el 25 de febrero de 1964, ante las cámaras de la TV, desde el cuadrilátero del Miami Beach Convention Hall. Mohamed Ali acababa de consagrarse campeón de los pesos pesados, con apenas 22 años. "El mundo entero está a mis pies, escriban eso", le dijo a los periodistas. y era verdad. Aquel año, el mundo entero estaba a sus pies. Pero, en 1996 el mundo entero lo vio debilitado, en ocasión de las Olimpíadas de Atlanta. Apenas podía ascender para tomar la antorcha olímpica. Era evidente que ya no era el "rey del mundo", ni el "mejor". Estaba envejecido y deteriorado por el mal de Parkinson. Eso es lo que dice el salmista, cuando afirma que: "Si Jehová no edificare la casa, en vano trabajan los que la edifican". Estás ante un nuevo año. No te atrevas a entrar en él sin la seguridad de que Jesús está en el control de tus planes. Tu trabajo, tu esfuerzo y dedicación solo tendrán sentido si "el Señor edificare la casa". Acepta el desafío de un nuevo año. Piensa en grande. Mira lejos. Trabaja, pero pregúntate: ¿Quién está en el centro de mis planes? Esto es vital. Un día, un millonario excéntrico reunió a sus amigos para pasar el fin del año en su yate de 10 millones y gastó la bagatela de un millón de dólares en la fiesta. Aquella noche, los fuegos artificiales iluminaron la oscuridad en el mar Caribe, y todos levantaron los vasos de champán deseándose "salud, dinero y amor", pero el siguiente enero no llegó. Por lo menos para él, no. Un infarto fulminante segó su vida en junio de aquel mismo año. La vida humana es frágil como la flor. Hoyes, y mañana no existe más. Se marchita como la hierba del campo. Desaparece como la nube llevada por el viento. Por tanto, pon a Dios en el fundamento de tus proyectos, porque sin él, "De nada sirve trabajar de sol a sol y comer un pan ganado con dolor."* Trabaja en sociedad con Dios. El hombre del campo ara la tierra y planta la semilla. Pero si Dios no hace salir el sol y caer la lluvia, ¿de qué sirve el trabajo? Así sucede en otras áreas de la vida. "Si Jehová no edificare la casa, en vano trabajan los que la edifican". Alejandro Bullón
Mira…! Lo mejor que puedes hacer es empezar el día meditando en Sal. 127:1.
“Si Jehová no edificare la casa, en vano trabajan los que la edifican; si Jehová no guardare la ciudad, en vano vela la guardia.”
"Soy el rey del mundo, soy el más grande", gritaba el joven boxeador el 25 de febrero de 1964, ante las cámaras de la TV, desde el cuadrilátero del Miami Beach Convention Hall. Mohamed Ali acababa de consagrarse campeón de los pesos pesados, con apenas 22 años. "El mundo entero está a mis pies, escriban eso", le dijo a los periodistas.
y era verdad. Aquel año, el mundo entero estaba a sus pies. Pero, en 1996 el mundo entero lo vio debilitado, en ocasión de las Olimpíadas de Atlanta. Apenas podía ascender para tomar la antorcha olímpica. Era evidente que ya no era el "rey del mundo", ni el "mejor". Estaba envejecido y deteriorado por el mal de Parkinson.
Eso es lo que dice el salmista, cuando afirma que: "Si Jehová no edificare la casa, en vano trabajan los que la edifican". Estás ante un nuevo año. No te atrevas a entrar en él sin la seguridad de que Jesús está en el control de tus planes. Tu trabajo, tu esfuerzo y dedicación solo tendrán sentido si "el Señor edificare la casa".
Acepta el desafío de un nuevo año. Piensa en grande. Mira lejos. Trabaja, pero pregúntate: ¿Quién está en el centro de mis planes? Esto es vital. Un día, un millonario excéntrico reunió a sus amigos para pasar el fin del año en su yate de 10 millones y gastó la bagatela de un millón de dólares en la fiesta.
Aquella noche, los fuegos artificiales iluminaron la oscuridad en el mar Caribe, y todos levantaron los vasos de champán deseándose "salud, dinero y amor", pero el siguiente enero no llegó. Por lo menos para él, no. Un infarto fulminante segó su vida en junio de aquel mismo año.
La vida humana es frágil como la flor. Hoyes, y mañana no existe más. Se marchita como la hierba del campo. Desaparece como la nube llevada por el viento.
Por tanto, pon a Dios en el fundamento de tus proyectos, porque sin él, "De nada sirve trabajar de sol a sol y comer un pan ganado con dolor."*
Trabaja en sociedad con Dios. El hombre del campo ara la tierra y planta la semilla. Pero si Dios no hace salir el sol y caer la lluvia, ¿de qué sirve el trabajo? Así sucede en otras áreas de la vida. "Si Jehová no edificare la casa, en vano trabajan los que la edifican".
Alejandro Bullón
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