viernes, 24 de septiembre de 2010

Jesús se tornaría relativo a Pablo, a ti y a mí.



 
Hace unos días hice una pregunta con fuerte tendencia atea en clase de teología esperando suscitar alguna polémica y crear una especie de foro de discusión que aún creo sería interesante que sucediera. La pregunta atacaba fuertemente al cristianismo en general porque se basa en una antigua teoría que sugiere que el apóstol Pablo es el originador del cristianismo tal y como lo conocemos ahora y no Cristo precisamente.

Muchas de las doctrinas cristianas acerca de Jesús son explicadas por el apóstol Pablo, o mejor dicho, interpretadas por su genial visión de las Escrituras. Sin embargo ¿qué sucedería si la percepción de Pablo fuera incorrecta? Hagamos el siguiente ejercicio partiendo de presuposiciones establecidas:

“El cristianismo que predica y escribe Pablo es el correcto. Llegó a sus conclusiones gracias a un riguroso estudio del Antiguo Testamento y la vida de Jesús. Si esto es así, entonces tomemos a un grupo de cristianos, démosle el Antiguo Testamento y los evangelios (sin los escritos de Pablo) y pidámosles que lo estudien y lleguen a la misma conclusión de Pablo.”

Naturalmente esto será imposible porque nadie piensa como el apóstol Pablo (y no tendrían por qué hacerlo), lo que significa que cada cristiano tendría su propia percepción de Jesús, cada una muy distinta de la de Pablo y diferentes entre ellas mismas. Jesús se tornaría relativo a Pablo, a ti y a mí. Se vanaliza. //Correción: Se banaliza, gracias Willy Grossklaus//

Lo que es peor, este experimento aplicado con rigurosidad mostraría que el cristianismo como tal, es una interpretación que el apóstol Pablo le dio a Jesús y no precisamente lo que Jesús signifique en realidad. La propuesta no es mía, es una teoría que enseña que el cristianismo no es judío sino turco (Pablo es de Tarso, la actual Turquía). Esto merece una respuesta, de allí mi pregunta.

Mi profesor (a quien estimo y admiro, él lo sabe) afirmó que la teoría era atea pero optó por no abordarla dejándome en el aire, implacable.

Entiendo que la facultad adventista de teología prepara pastores adventistas y no teólogos. Pero tengo la impresión que los pastores también necesitan analizar el cristianismo con rigurosidad y diligencia. No cuestionarlo... no precisamente. Pero sí abordarlo con mente fría aunque el corazón de Pastor les impele con constancia a pasarlo por alto. El estudio libre de preconceptos puede provocar cierto temor por lo que se vaya a descubrir, y este miedo ha paralizado a cientos de mentes brillantes que persistieron en la credulidad ciega y rechazaron la razón de la lógica y las Sagradas Escrituras.

No creo ser dueño de la verdad, nadie lo es. Pero si Dios me facultó (como a ti) de una mente brillante (todas las mentes lo son) por qué no utilizarla para pisar terreno firme en relación al cristianismo.

Si el cristianismo es la religión final y Jesús el hijo de Dios, no habrá nada que lo desmienta. Si los adventistas estamos en la verdad y predicamos que el mundo está en el error, esta verdad prevalecerá sobre el más inexorable de los estudios. No siento temor de abordarlos con franqueza, pues estoy convencido en lo que creo. Empero (y aquí está el lado complicado), no se puede descartar la posibilidad de que haya una verdad ajena a la adventista. Es una posibilidad y esto es innegable. Si tal verdad existiera y aquella es total, yo quiero seguirla. Piensa en esto.

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