miércoles, 9 de enero de 2013


Revista Adventista
CREACIÓN e INTERPRETACIÓN BÍBLICA
Marzo 2001, pp. 26-29.
Los días de la Creación, ¿son literales o figurados? – 1
Por Gerhard F. Hasel
Ante el embate del evolucionismo, este artículo provee un
fundamento bíblico para rebatirlo.
En décadas recientes, la creciente influencia del
creacionismo, en sus variantes de "ciencia creacionista",
“ciencia de los orígenes” y “ciencia teísta”, ha
generado un clima propicio para el surgimiento de
preguntas antiguas con una nueva sofisticación. Una
de ellas se refiere al significado que se asigna al término
“día” en los dos primeros capítulos de Génesis.
La naturaleza del relato de seis “días” en Génesis
1:5 al 31, y luego el “séptimo día” en 2:2 y 3,
son de interés especial porque en general se entiende
que estos textos se refieren a un período corto de una
semana. Analizaremos este asunto especifico en dos
artículos que escribimos como consecuencia de la
influencia de la corriente naturalista que sostiene la
hipótesis de la evolución, la cual plantea un contraste
entre el breve período del relato de la creación y las
largas épocas que demanda la evolución naturalista.
Vamos a considerar el uso de la palabra “días”
(hebreo yôm) por medio de los conocimientos de los
principales eruditos actuales. Hay eruditos liberales
y no liberales que afirman que la palabra “día” en
Génesis 1 tiene que ser exclusivamente entendida en
su sentido literal. Repasaremos algunas de estas razones
y agregaremos otras.
1. Consideraciones de los comentarios. El
influyente teólogo y exégeta del Antiguo Testamento,
Gerhard von Rad, afirma: “Los siete días deben
ser entendidos, sin lugar a dudas, como días reales y
como un tiempo en el mundo único e irrepetible”.
Gordon Wenham, un no concordista británico y estudioso
del Antiguo Testamento, señala: “Puede haber
poca duda de que aquí ‘día’ tiene su sentido básico de
un periodo de 24 horas”. James Barr, re-nombrado
semitista y erudito del Antiguo Testa-mento, asevera
estar en contra de los intérpretes que consideran la
palabra “día” de forma figurada. Para él, los “días” de
la creación son seis días literales que suman un
periodo de 144 horas. El critico de las formas Hermann
Gunkel hace mucho que planteó su conclusión:
“Los ‘días’ son ciertamente días y nada más”. A estas
voces se les unen muchas otras que comparten la
misma posición no concordista. Víctor P. Hamilton,
concordista liberal y erudito neoevangélico, afirma:
“Y quien haya sido el que escribió Génesis 1 estaba
convencido de que hablaba de días literales”. John
Stek, otro concordista liberal, presenta varios puntos
de apoyo para considerar la palabra “días” de forma
literal:
“Sostengo que no hay seña ni indicio en la
narración en sí [de Génesis 1] de que el autor haya
pensado que sus ‘días’ tuvieran variados significados
-primero, periodos indefinidos; luego, días solares- ni
de que, en razón de tener sus ‘días’ los limites de
‘tarde y mañana’, pudiera estar refiriéndose a largos
eones [eras] de tiempo. Su lenguaje es claro y simple,
y habla en términos llanos y sencillos de uno de los
elementos más comunes de la experiencia humana en
el mundo. [ ... ] Al narrar los actos creativos de
1
Dios, el autor fue impelido a ponerlos en la secuen-
cia que es familiar a la experiencia humana, y a
co-locarlos en el ‘tiempo’ que corresponde al patrón
humano de tiempo en su campo existencial”.
Aparte de los doctos concordistas o no concordistas,
hay numerosas voces de eruditos y comentaristas
que llegan a la misma conclusión de que los
“días” no pueden ser considerados más que como
literales, de 24 horas. Examinan con atención las interpretaciones
figuradas y no literales que se hacen
de la palabra “día” según aparece en Génesis 1, con
el fin de armonizarlas con los largos periodos que
requiere el modelo evolucionista de los orígenes. Pese
a todo, después de una cuidadosa investigación,
insisten en que el uso del vocablo “día” en Génesis y
en otras referencias, tiene la intención del autor y el
significado literal verdadero de día compuesto por 24
horas.
2. Consideraciones de la lexicograña. Los más
reconocidos léxicos y diccionarios de hebreo
publicados en el siglo XX afirman que el término
“día” en Génesis 1 conlleva el propósito de expresar
un día de 24 horas, es decir, un día solar.
El más reciente y prestigioso léxico publica-do se
refiere a Génesis 1 como la primera base de la
Escritura para la aceptación del día de 24 horas, por
medio del término hebreo yôm (“día”). El léxico hebreo-
inglés de Hollada expresa lo mismo: “día de 24
horas”. El léxico clásico hebreo BrownDriver-Briggs
también define el “día” de Creación en Génesis 1
como un término regular, “‘día’, definido por mañana
y tarde”.
Los lexicógrafos del hebreo se cuentan entre los
más ilustrados y calificados de los eruditos hebraicos.
Suelen ser cuidadosos en sus definiciones y,
además, en general, agregan alternativas si el término
las tiene o se justifican. Ninguno de los lexicógrafos
se ha apartado del significado de “día” en Génesis
1, de acuerdo con su uso habitual como día de 24
horas.
3. Consideraciones de los diccionarios. M. Saeboe
escribe en su aclamado Theological Dictionary
of the Old Testament (Diccionario teológico del
Antiguo Testamento) que “día” (yôm), en Génesis 1,
tiene sentido literal, con idea de “un día completo”.
Él no da ningún otro significado ni alternativa al término.
Ernst Jenni, distinguido erudito hebreo del siglo
XX, afirma en el diccionario teológico más usado que
el término “día” en Génesis debe ser entendido
literalmente como “día de 24 horas en el sentido de
unidad astronómica o de medida de tiempo para el
calendario”.
4. Consideraciones basadas en la semántica. El
campo de la semántica en lingüística se refiere a lo
que denominamos significado. Trata del problema de
la “exacta evaluación del significado de las expresiones
(palabras, frases, cláusulas, oraciones, etc.) según
son empleadas en el texto”.
La semántica nos exige prestar atención al problema
crucial del significado preciso de la palabra
hebrea yôm. ¿Seria posible que el término “día” en
Génesis 1 tuviera un significado figurado? ¿Debe entenderse
de acuerdo con las normas de la semántica
como un día literal? La semántica cobra mucha
importancia en virtud de que el término hebreo yôm,
tanto en singular como en plural, tiene una gran
variedad de acepciones, inclusive el significado de
“tiempo”, “tiempo de vida” y otros. ¿Es posible tomar
un significado más amplio por otra parte del
Antiguo Testamento y aplicarlo a Génesis 1?
¿Resolvería una aplicación así el problema del
conflicto entre la corta semana de la creación y las
largas eras exigidas por la evolución naturalista?
El término hebreo yôm, en su variedad de formas,
puede significar, además de un “día” literal, un tiempo,
un periodo de tiempo (Jueces 14:4) y, en un sentido
más general, “un mes de tiempo” (Génesis 29:14),
“dos años de tiempo” (2 Samuel 13:23; 14:28; Jeremías
28:3, 11), “tres semanas de tiempo” (Daniel 11 :
2, 3). En la forma plural puede significar “año” (1
Samuel 27:7), “una vida entera” (Génesis 47:8), y así
sucesivamente. Un buen léxico nos provee una lista
completa de las diversas posibilidades.
Es importante tener en cuenta que “el sentido
semántico de las palabras se distingue más claramen-
2
te en sus diversas combinaciones con otras palabras
y su campo semántico más extenso”. Por tanto, ¿cuáles
son los criterios semánticos y sintácticos para reconocer
los sentidos figurados, no literales, del término
hebreo yôm? Estos siempre se hallan conectados
con preposiciones, o con una frase preposicional
más verbo, o con construcciones compuestas, o con
expresiones técnicas, o con combinaciones genitivas
o con otras similares. En otras palabras, los significados
amplios no literales de esta palabra hebrea tienen
conexiones lingüísticas y contextuales especiales
que indican claramente que la intención no es su significado
literal. Si carece de estas conexiones lingüísticas,
entonces el término hebreo yôm no tiene
un significado figurado o no literal. En este último
caso debe ser entendido en su sentido de un día normal
de 24 horas.
La riqueza de significados de este término
hebreo nos obliga a estudiar el uso del término yôm
en Génesis 1 con el fin de poder compararlo con
otros usos. ¿Posee este capítulo los indicadores necesarios
por los cuales yôm puede ser claramente asociado
a un sentido literal o a otro no literal? ¿Cómo
es utilizado este término en Génesis l? ¿ Se usa en
combinación con otras palabras, preposiciones, relaciones
genitivas u otras, como ha sido mencionado
en el párrafo anterior, que podrían permitimos asignarle
un sentido no literal? Son precisamente estas
combinaciones semánticas y sintácticas las que nos
indican cuál es la intención del significado de este
término.
Presentaremos los usos del término yôm como lo
podría hacer cualquier experto que conoce el hebreo:
* El término yôm siempre se usa en singular.
* El término yôm siempre va unido a un
numeral. En Génesis 1:5 es un cardinal, y en los
pasajes de Génesis 1:1 al 22 es siempre un ordina1.
Más adelante comentaremos este hecho.
* El término yôm nunca aparece con una
preposición, con combinación genitiva, con una
construcción compuesta o con casos similares.
Siempre aparece como un sustantivo común.
* El término yôm siempre se define mediante una
frase temporal en la oración anterior: “y hubo tarde y
hubo mañana”. Esta cláusu1a cumple la función de
definición para la palabra “día”.
* El relato complementario de la creación en Génesis
2:4 al 25 contiene un sentido no literal y figurado
para el singular del término yôm (“día”). Cuando la
intención persigue un sentido no literal, se emplean
las convenciones semánticas y sintácticas usadas en
las otras citas del Antiguo Testamento para tales casos.
Por ejemplo, en el uso no literal de Génesis 2:4.
* Veamos cómo se usan estos criterios en Génesis
2:4. El sustantivo yôm se une a la preposición be y se
lee beyam. En segundo lugar se usa en una relación
constructiva con la forma infinitiva de asah, “hacer”.
Su lectura literal sería: “en el día del hacer”, Esta
combinación de “día” en singular con una preposición
constructiva y con un infinitivo da lugar a una conjunción
temporal, que sirve como una introducción
general de tiempo.
De forma literal, se leería Génesis 2:4 así: “En (el)
día del Señor Dios haciendo la tierra y cielo”. En
nuestro lenguaje, la parte “en (el) día del”, que en su
sintaxis es una conjunción temporal que sirve como
una introducción de tiempo, se traduciría mediante la
conjunción “cuando”. Entonces esta oración se leería:
“Cuando el Señor Dios hizo”. Este caso bien definido
de un sentido amplio y no literal para el uso de yôm
en el relato de la creación de Gé-nesis 2:4 al 25
muestra que el uso contrario en Génesis 1, sin ningún
calificativo que lo señale como de uso no literal, es
prueba de su sentido literal. El término yôm en Génesis
1 no lleva preposiciones; no forma parte de una
construcción y no lleva un indicador sintáctico que se
esperaría si el sentido fuera figurado y no literal. Por
eso, en Génesis 1 yôm pue-de entenderse únicamente
como un “día” literal de 24 horas.
Resumiendo, al comparar los usos semánticos y
sintácticos de yôm (“día”) en Génesis 1 con los usos
semánticos y sintácticos, y con las conexiones
lingüísticas de este término en otros pasajes del Antiguo
Testamento en los que tiene un sentido figura-
3
do, no podemos atribuirle el significado de un período
largo, ni de una edad o algo semejante. En hebreo,
su gramática, su sintaxis, sus estructuras lingüísticas,
así como su uso semántico, solamente nos
permiten el uso literal de “día” para los días de la
creación de Génesis l.
5. Consideraciones basadas en el uso singular.
El término hebreo yôm aparece en el Antiguo Testamento
hebreo 2.304 veces, de las cuales 1.452 están
en singular.
En el Pentateuco, los cinco libros de Moisés, este
término se usa 668 veces, y en el libro de Génesis se
emplea 152 veces. En Génesis se usa en singular 83
veces, y los demás son usos del plural.
En la enumeración de los seis “días” de la creación
el término “día” es usado de modo coherente en
singular. Hay un uso del plural en la frase “para días
y años” en el versículo 14, que naturalmente no alude
a “día” de la creación. El uso de este término en
“días y años” como medida de tiempo para el calendario,
fuerza a que sea literal. No cabe duda de que
en el versículo 14 se refiere a días literales, por lo
que el término “años” también tiene que ser literal.
Los otros usos de “día” en singular, de Génesis 1,
se encuentran en los versículos 5 y 16. “Y Dios
llamó a la luz día (yôm)” (vers. 5), y Dios hizo la
“luz mayor para gobernar el día” (vers. 16). El término
usado en el versículo 5 para referirse a la parte
del día con claridad de sol de ese período de 24
horas, contrasta con la parte nocturna, “la noche”
(vers.
16), de ese mismo período de tiempo. Juntos,
“día” y “noche” hacen un “día completo”.
Tenemos que reconocer que el término yôm en
cada uno de los seis días tiene la misma conexión:
* se usa en singular;
* lleva un numeral; y
* va precedido por la frase “hubo tarde y mañana”.
Este encadenamiento de tres eslabones en la
conexión del uso singular, unido por un numeral, y la
definición temporal de “tarde y mañana”, mantiene
la constancia del “día” de creación a través de todo
el relato. También revela que “el tiempo se concibe
como lineal, y los eventos acontecen en el tiempo de
forma sucesiva”.
El apartarse de este eslabonamiento numérico y
consecutivo, y de los límites de “tarde y mañana” en
un lenguaje tan directo, sería tomarse una libertad
exagerada con el sentido llano y directo del hebreo.
6. Consideraciones basadas en el uso de numerales.
Los seis ‘días’ de creación están unidos en
cada caso con un numeral en la secuencia de uno a
seis (Génesis 1:5, 8, 13, 19, 23, 31). El día que sigue
al “día sexto”, el “día” en el cual Dios descansó, es
designado “el séptimo día” (Génesis 2:2 [2 veces],
3).
Lo que llama la atención significativamente es el
énfasis en la secuencia de los numerales 1 al 7 sin
ninguna separación o interrupción temporal. Este esquema
de siete días, los seis días de trabajo segui-do
por el “séptimo día” como descanso, entrelaza los
“días” de la creación como días normales en una secuencia
consecutiva y no interrumpida.
Cuando la palabra yôm (“día”) es empleada junto
con un numeral -lo que se repite 150 veces en el
Antiguo Testamento- se refiere invariablemente a un
día de 24 horas. Esta regla es persistente en el Antiguo
Testamento. La única excepción en los números
de uno a mil se encuentra en un texto escatológico
en Zacarías 14:7. La expresión hebrea yôm echad
empleada en este texto se traduce de varias maneras:
“Será único ese día” (Nácar-Colunga); “Y será un
día señalado” (Versión Moderna); y varias otras formas
según la versión. Se reconoce que es un texto
difícil en hebreo, y por lo tanto no cabe hacer comparaciones
con el uso de Génesis 1. (Continuará.) .
(No incluimos aquí la extensa bibliografía por falta de
espacio. Sí le interesa, solicítela a la editorial, y le será
enviada).
_______________
Gerhard F. Hasel, ya fallecido, fue profesor de la
Universidad Andrews (ver Ciencia de los Orígenes,
Enero-Agosto 1995).
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martes, 8 de enero de 2013




https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgNxhbWuQzSouc7qy9rEe0neM5WMlB_1mKGg3xK_yfH_xvhJMobCqVa-LlryJAsSiZ2fs8Kxfq_3fShbXc-3X0WMMf4LdD1CRoc66Q7t_34XH3wriVT2ypPGmNu2o8HObVqcK-9acybQP0/s320/jesus-pescador.jpg
“Entonces Jesús dijo a sus discípulos: si alguno que quiere venir en pos de mí, niéguese así mismo, tome su cruz y sígame”. Mateo 16:24. Algunas personas creen que ser cristiano es solo aceptar a Jesús, ir unos momentos a la iglesia, evitar los problemas y practicar algunas creencias. La vida cristiana es mucho más que eso.


En primer lugar, se necesita tener una relación más profunda con Dios y una experiencia personal con Jesús a través del estudio diario de su Palabra y la oración secreta. En segundo lugar, hay que renunciar a todo aquello que alimenta nuestro ego y estar dispuesto a dar todo por el amor de Dios. Ser cristiano significa una entrega total a Dios y requiere de la renuncia del yo.

Los discípulos de Cristo estuvieron dispuestos a dar hasta sus propias vidas con tal de hacer la voluntad de Dios. Según la tradición y una investigación extrabíblica comentada por el historiador llamada Schumacher, relata la historia de cómo los discípulos y otros seguidores de Jesús murieron por causa del evangelio. Por ejemplo:


Mateo, murió hachado en una ciudad distante de Etiopía.
Marcos, murió en Alejandría, después de haber sido cruelmente arrastrado por las calles de la ciudad.
Lucas, fue colgado de un olivo para ser ahorcado en la clásica ciudad de Grecia.
Juan, fue puesto en una caldera de aceite hirviendo pero se libró de la muerte milagrosamente, y en la isla de Patmos fue marcado con un hierro candente.
Pedro, fue crucificado en Roma con la cabeza hacia abajo.
Jacob, fue degollado en Jerusalén.
Santiago el menor, fue arrojado de lo alto del templo y golpeado, y así murió.
Bartolomé, fue degollado vivo.
Andrés, fue atado a una cruz y de allí predicó a sus perseguidores hasta que murió.
Tomás, fue atravesado por una lanza, en la india.
Matías, primero fue apedreado y luego decapitado.
Bernabé de los gentiles, fue apedreado y muerto en Salónica.
Pablo, después de sufrir torturas y persecución, fue decapitado en Roma por el emperador Nerón.

Todos estos personajes hicieron historia, dieron tiempo, talento, dinero y sus propias vidas. Se negaron así mismos, llevaron la cruz de Cristo y siguieron al Señor hasta la muerte. ¿Qué significa negarse así mismo? Significa estar dispuesto a hacer la voluntad de Dios y renunciar a nuestra voluntad. Es dejar de agradarme a mi mismo, hacer lo que a mí me gusta para poder hacer solamente lo que a Dios le agrada.

Lamentablemente, el cristianismo de hoy carece de entrega, compromiso y sacrificio por el Señor. Hay creyente que por cualquier problemita que tengan, ya no quieren seguir adelante en la vida cristiana. Tristemente, vivimos en tiempos en donde muchos cristianos son indiferentes en hacer la obra de Dios. Es doloroso ver congregaciones muy frías en su vida y trato espiritual, son muy pasivas en el compromiso de evangelizar y ganar almas para Cristo.

Si quieres mejorar tu estado espiritual y tu compromiso total de consagrarte al Señor, de hacer la obra de Dios, de servir a la iglesia y a tu prójimo, este es el mejor momento para que te evalúes y respondas a estas preguntas.

1. ¿Eres tú una de las personas que fácilmente se desanima cuando tienes algún problema?
2. ¿Cuánto tiempo dedicas al día para estar a solas con Dios?
3. ¿Eres un cristiano muy activo en las actividades de tu iglesia?
4. ¿Eres uno de los creyentes que solo va a la iglesia el Sábado por la mañana?
5. ¿Eres fiel en devolverle a Dios los diezmos y las ofrendas?
6. En lo que tienes de ser cristiano, ¿cuántas personas has evangelizado y las has llevado a los pies de Cristo?

El camino de la vida cristiana nunca ha sido fácil para aquellos que tratan de ser fieles a Dios. Los que trabajan y dedican tiempo para compartir el evangelio con otros siempre serán atacados por el enemigo. El diablo no pierde el tiempo con aquellos que no se preocupan por mejorar su vida espiritual ni se inquieta por los creyentes que no hacen nada por el Señor.

Los discípulos antes de conocer a Cristo, nunca se imaginaron que sus vidas iban a terminar como mártires por amor a Cristo. Su entrega a Jesús fue total, sin reservas y dieron lo mejor de sus vidas por causa del evangelio. Dios te está llamando para que tú también seas un seguidor de Cristo y que durante el día, no permitas que nada ni nadie te separe del amor de Dios. Que con la ayuda del Espíritu Santo, puedas ayudar a otras personas a que conozcan de la bendita gracia del Señor Jesús. Que al iniciar este nuevo día tú puedas entregarte totalmente a Dios y te conviertas en in instrumento de bendición para Dios.